Comentario 3×3
La proclamación de Joe Biden y Kamala Harris como presidente y vicepresidente de los Estados Unidos por parte del Tribunal Electoral de ese país, algo parecido a lo que entendemos aquí, aunque no necesariamente en ese formato, da el punto final a esta discusión absolutamente tonta e inocua de Donald Trump de pretender creer que existían elementos fraudulentos y que él lo iba a demostrar ante la justicia.
Todas las instancias judiciales rechazaron sus propuestas, incluida la Corte Suprema de Justicia, donde él creía que tenía una mayoría y que podría usar a la Corte para propósitos bastardos en la política. No le queda otra que preparar las maletas, dejar bien aseada la Casa Blanca y volverse a sus negocios privados mientras tenga que defenderse de los múltiples casos judiciales que le vendrán encima.
El gran propósito de Biden y Kamala Harris es recuperar la confianza entre los propios norteamericanos que fueron radicalizados y polarizados por un presidente que encontró en esa la fórmula primero para llegar y luego para seguir gobernando, y que en ese camino desperdició la gran oportunidad de poder hacer una presidencia a la altura de lo que los norteamericanos esperan.
Siete millones fue la cantidad de votos populares de diferencia entre Biden y Donald Trump y 300.000 los muertos hasta ahora por el Covid-19, pesado lastre no sólo para Trump, sino para los que todavía siguen creyendo que él podría haber sido alguna vez un buen presidente.