La historia registra y enseña grandes hitos conquistados para hacer o el poner un punto o idea en común se hagan una realidad. Empezamos con lo que fue el uso de la correspondencia y uso del periódico para informar o dar a conocer nuestra condición de vida a quien se encuentre lejos de nuestra casa, el comienzo de la radiodifusión y uso de la línea telefónica para hablar usando así hasta la creación más importante que ha hecho el hombre para poder comunicarse que es la palabra.
La misma que puede servir para estimular, humillar, enseñar o comunicar un mensaje a alguien hechos que no fueron descubiertos por quien les escribe sino fueron vividos y experimentados en mi vida siempre.
Lastimosamente en este tiempo y con mis congéneres o millenials se hace muy difícil, complicado o imposible hablar cara a cara o usando el teléfono, hablando y escuchando al contertulio que prefiere estar aislado con su espejo negro o pantalla que hacerse escuchar y ver utilizando bien las palabras que pueden ser escritas, vistas y dichas sin la necesidad de comunicarse con gestos cómo sordomudos. En el siglo de las comunicaciones estamos incomunicados.
Es por eso muy importante si está leyendo esto tomarse unos segundos y meditar que hubiese sido del planeta sin idiomas, herramientas, plataformas y dispositivos para con la palabra bien usada, si no existía nada de lo citado más arriba?.
Nuestra vida no hubiese sido lo que debiera sino vacía, insípida y soporífera. Hemos sido creados con dos oídos y una boca no solo para escuchar más y hablar menos sino para escuchar bien lo que nos rodea respondiendo o comunicando ideas con la boca previamente reflexionadas por nuestra mente. Nos sentimos incómodos al hablar con el otro así esquivamos los compromisos que genera la cercanía y la comunicación reales.
Recuperar el verbo
En momentos de soledad y silencios buscamos siempre a alguien que nos escuche y responda a lo que se encuentre en nuestra cabeza y hacer que su comunicación tenga matices enriquecedoras en la relación interpersonal que hoy está en entredicho.
Este artículo no es un capricho personal sino sobre todo sirve para alimentar mentes curiosas y con ganas de leer palabras que bien retratadas digan algo y no terminen convirtiéndose en cantos expuestos por barrabravas o expresiones callejeras más unidas al grito que a la conversación propiamente.
Hay varias formas de expresar algo en las vías públicas que comuniquen algo a través de letras que formen palabras que con el vocabulario formado en nuestra mente nos produzca la orgánica voluntad de responder bien o mal de acuerdo a lo provocado por la persona que haya hecho uso de la palabra para hablar o escribir lo que sea público.
Debemos recuperar el verbo, la palabra, la conversación que enriquece y permite crear redes humanas verdaderas que nos hagan sentir acompañados en el camino de la vida. Los chats telefónicos son solo un remedo de la verdadera conversación ausente.