Sufrí un accidente desagradable cómo cualquier accidente hace más de 10 años que fue de dimensiones muy grandes porque me dejó sin poder caminar, hablar, respirar o hacer las cosas con normalidad. Aquel accidente me llevó a tener muchas terapias, conocer a personas que hasta ahora trabajan para pensar bien, mover sus brazos y manos cómo lo hacían antes de su ACV o lo que los haya transformado y dejado en silla de ruedas, acostado o sin capacidad de relacionarse con otras personas. Fue un largo peregrinar por recuperar algo de la vida que tenía.
Lo mas difícil y complejo fue recuperar el habla. Hoy día creemos mucho en la virtualidad, mentira o lo que nos muestran nuestras pantallas y al ver una notificación, un me gusta, que compartan un comentario a una publicación hecha ya nos encontramos satisfechos cuando la comunicación había empezado con la comunicación oral. Las conversaciones, diálogos, coloquios en la actividad gregaria que nos hacía congregarnos para discutir o debatir temas de interés común en nuestros círculos sociales; familiares, laborales, o cualquiera formado por otras personas que puedan hablar fue el comienzo de todo.
Hablar es una capacidad humana que nos ha servido para empezar y desarrollar relaciones particulares, empresariales, gubernamentales o lo que funcione con el trabajo en equipo cómo nuestros equipos de fútbol, baloncesto, rugby o lo que sigamos de cerca y sean deportes colectivos.
Todos estos ambiente tienen personas que se comunican usando palabras no solo escritas con y en sus redes sociales, sino se hablan, escuchan y responden. Algo que he vuelto a hacer con normalidad luego de días, semanas, meses y años de trabajo, llamadas de atención por repetir palabras, oraciones o expresiones en conversaciones con familia o !”amigos” y contactos reales que se toman el tiempo no solo para leer un mensaje de texto y responder con letras, emoji o cómo pueda y quiera responder, si es que lo hace.
Restituir la comunicación
La conversación cara a cara uno no tiene que esperar nada, estar pendiente de la estabilidad y existencia de conexiones para hacer real un diálogo. Un ejercicio muy importante no solo para las personas que trabajamos en la prensa sino para cualquier ser humano que vale siempre si se encuentra con salud y vida, nuestras mejores amigas que deben tener cuidado y protección siempre para evitar experiencias cómo la mía terminando con las piernas y cabeza lesionadas.
Tenía una lesión cerebral, respiraba por el cuello y me alimentaba por la nariz que de por sí bloqueaban la posibilidad para poder construir un mensaje entendible por mi interlocutor. Más cómo me repiten; “no recuerdes más lo que pasó ayer, ya está enterrado en el tiempo donde nada ni nadie podrá llegar”, por algo ya pasó y me dejó con dificultades que han traído consigo accidentes y errores involuntarios.
Debo continuar remando, corriendo pedaleando cómo lo haría cualquier deportista hasta el final de la prueba que es en mi caso recuperar mejorar las habilidades perdidas en el accidente y entre ellas la capacidad de articular palabras que sirvan para entendernos y comprendernos mejor a pesar de estos tiempos donde el dialogo interpersonal es cada vez mas lejano y limitado.