Las cuestiones que tienen que ver con el manejo de la Municipalidad de Asunción son reiteradas y constantes cuando llueve. Allí se acuerda uno de la Ley de Capitalidad y de cuánto debe contribuir al Poder Central que tiene la mayoría de sus oficinas en Asunción, para hacer que la ciudad pueda ser sostenible.
El otro argumento es que dicen que mucha gente entra de las ciudades circunvecinas a trabajar a Asunción, y que eso tendría que tener una justipreciación. En algunos países le cargan con incluso peajes a los que vienen de ciudades contiguas.
La otra cuestión que también hay que resolver definitivamente es cuáles son los sitios en donde reiteradamente -o por qué se alteraron el curso de las aguas de algunos arroyos o porque no se hicieron bien las obras públicas- se convierten en trampas mortales.
No puede ser que en pleno siglo XXI estemos hablando de lo mismo de hace 50 años.
Hay que ser creativos en todos los frentes y hay que echar manos a sacrificios incluso al interior de la administración municipal. Esta no puede seguir teniendo diez mil empleados cuando podrías ser gerenciada, absolutamente en forma eficaz, con menos de la mitad.
Todas estas cuestiones tienen que ser resueltas cuando estamos en una etapa en la que todavía recordamos la última gran lluvia. Porque cuando pasa nos olvidamos y seguimos con lo mismo hasta que volvemos a rizar el rizo, como dicen los españoles.
