Paraguaya con orgullo, nacida en Asunción con descendencia alemana de parte de sus abuelos. Anne Walde es una de las figuras más queridas y seguidas en las redes sociales.
Anne nos contó cómo vivió los primeros días de cuarentena, donde dejó de hacer consultorio como nutricionista durante dos meses, luego empezó a desesperarse por ser una chica muy activa.
“Amo hacer mil cosas en un solo día. Trabajar, ir al gym, ir a montar y todo eso no lo pude realizar. Lo hermoso de este tiempo de encierro fue que pude estar con mis padres. Estar con ellos y pasar ese tiempo de calidad sin tener que estar con otras actividades fue algo muy lindo”, señaló.
Resaltó que ahora que volvió a retomar sus actividades, toma todas las precauciones correspondientes. “Me parece que con todo esto, aprendimos a tomar medidas sanitarias para un mejor cuidado y espero que eso siga así”, indicó.
AMOR POR LA COCINA
En sus redes sociales, siempre la vemos experimentando nuevos sabores y compartiendo recetas con sus seguidores, Anne mencionó que la cocina siempre le gustó, ya que su madre desde temprana edad le enseñó a cocinar y a experimentar.
“Vendía tortas en el barrio desde los 8 años aproximadamente. Me iba casa por casa a tocar el timbre y luego gastaba toda la plata en un helado a la vuelta de casa. Más tarde, a los 18 años comencé a estudiar gastronomía en el IGA y ahora cocino porque es algo que me relaja”, confesó.
Sobre su rol como nutricionista, comentó que a veces cuesta, porque es fácil decir qué hacer, pero el problema radica en cumplir con eso.
“Me considero una de las nutricionistas más flexibles. Amo que mis pacientes coman y disfruten de la comida, sin excederse y sin tantas restricciones. Lo importante es comer equilibradamente de todo, en pocas porciones y hacer actividad física todos los días. Yo por ejemplo me doy los gustos con lo que quiero comer, pero entreno 2 a 3 horas al día”, expresó.
Uno de los aspectos que pocos conocen sobre Anne es que ama a los caballos, desde pequeña fue su animal favorito. La primera vez que subió a un equino fue con su papá, cuando solo tenía 1 año 3 meses.
“Solía montar en la estancia esporádicamente. Cuando ya era más grande, pensé, necesito un hobby que me guste y que sea algo al aire libre. Y no dudé en comenzar a montar. Desde ese día me enamoré de la equitación y más de mi caballo Renoir”, añadió.
Destacó que uno de sus proyectos y sueños a futuro es ser empresaria, además de ser reconocida en el país por su trabajo y ser de ayuda social.
“Mi sueño es tener un hogar de niños, seguir montando y poder mejorar cada día mi persona”, concluyó Walde.