Luego de las virulentas manifestaciones callejeras los chilenos ganaron una concesión de los políticos: escribir una constitución en democracia. Estaban usando la que se redactó bajo la tiranía de Pinochet. Más de un millón de personas comenzaron a expresar su descontento con un país donde la desigualdad es grande al igual que en Brasil y Paraguay que son los peores en ese indicador.
El periodista Tomás Mosciati de la Radio y TV Bio Bio analiza por qué perdieron los partidos tradicionales la mayoría para escribir la constitución y para él ganó la izquierda y no la centroizquierda. El Chile rico perdió y ganó el sector más desfavorecido en los comicios que se llevaron a cabo en plena pandemia. Temas como la administradora de pensiones fueron también determinantes y hubo un cambio cultural que no fue percibido por la política tradicional.
En Chile la diferencia entre derecha e izquierda es bien notada, el comentarista Mocciati percibe enfáticamente que ganó la izquierda al neoliberalismo y el por otro lado destaca lo que la derecha expone sus frases que tuvo tiempos de popularidad como que el el mercado es el mejor asignador de recursos y para que haya mercado deben existir muchos oferentes y demandantes, y el desprecio por el trabajo, el trabajo no rentaba y el dinero se movía más por el mundo financiero.
LAS CONTRAINDICACIONES DEL PROGRESO
Solo hay que producir donde hayan ventajas comparativas decían y la gente les creía. Además de estas reflexiones sociopolíticas se da una descripción de la ostentosa vida en Santiago de Chile donde vemos en sus calles autos de lujo y centros comerciales que impone costos elevados y candidatos que se hicieron ricos con empresas/instituciones cómo universidades “sin fines de lucro”. Finalmente hasta la comida fue parte del comentario, preguntando ¿porque la comida en Chile es tan cara? Esta nueva forma de vida a lo que fue la izquierda de ayer hizo popular que el sistema naufrague. Sistema que ha aceptado sus cambios porque en democracia es la mayoría la que dicta las reglas.
Ganó arrolladoramente el antineoliberalismo, los antisistema y la pérdida del tercio de presentes en la convención nacional o parlamento fue perdida para los partidos tradicionales. El periodista deja en claro la incapacidad de la derecha aunque los chilenos en apariencia vivían mejor, la desigualdad aumentó, y el sistema se fracturó.
Sistema que indicaba que el Estado debe hacer eso que las empresas privadas no pueden hacer, o Estado subsidiario. Mismo modelo que se espera tener en Paraguay sin trabajar para equilibrar lo que sale del Estado con lo que entra.
EL PESO DE LA DESIGUALDAD
Finalmente, el comentarista chileno Tomás Mosciatti destaca de forma radical lo que dijo una política venezolana: María Rivera quien dice que es posible expropiar sin indemnización a las 10 familias más ricas y resolver el problema. La misma legisladora se contradice cuando afirma que Venezuela no es un país socialista sino capitalista.
Dura tarea para los chilenos. El mensaje ha sido claro. No se puede seguir con la desigualdad tan abrumadora y esperar que los políticos surgidos de ella no sufran las consecuencias en las urnas. Una nueva era y república que aunque haya ganado la izquierda tenga que mutar su forma de pensar y actuar para combinar bien hábitos capitalistas con pensamientos izquierdistas en beneficio de la mayoría población trasandina. Los comicios últimos que eligieron intendentes y constituyentes son muestras que las cosas empiezan a cambiar en el país trasandino y un mensaje para nosotros los paraguayos que somos tan desiguales como ellos