Bajar de peso o mejorar la forma física con la realización de alguna dieta siempre encabezan la lista de las metas de un nuevo año. De hecho, llevar una alimentación equilibrada y hacer ejercicios físicos constituyen algunas de las claves para alcanzar una vida saludable, según recomendaciones de profesionales de la salud.
Sin embargo, al no recurrir a un médico o nutricionista, se puede cometer el error de someterse a una dieta extrema que, acompañada de otros factores obsesivos y compulsivos de la personalidad, puede desencadenar un trastorno alimenticio.
“Una dieta extrema puede desencadenar un trastorno alimenticio si la persona posee componentes de la personalidad obsesiva compulsiva. Entonces, está más predispuesta a padecer una anorexia o una bulimia nerviosa”, explicó la psicóloga Gloria Petters.
En este sentido, la especialista recordó que a la hora de diagnosticar un trastorno alimenticio se debe observar, a partir de ciertas conductas, si el individuo presenta un malestar generalizado a nivel social y dificultades en la regulación del estado de ánimo.
“Cuando hablamos de un diagnóstico de trastorno alimenticio, ya se da un componente de desregulación emocional, que causa sufrimiento al individuo. Los trastornos más característicos que encontramos en el consultorio son la anorexia nerviosa y la bulimia nerviosa”, detalló.
SIGNOS DE ALARMA
Según la profesional, una persona saludable debe tener en cuenta la distribución “correcta” de los alimentos que va a consumir. En cambio, quienes padecen de un trastorno alimenticio no cumplen con la ingesta regular o desarrollan conductas “compensatorias” para aplacar la culpabilidad por la comida.
“En estas afecciones se da, por ejemplo, un déficit alimentario y las personas ingieren alimentos únicamente una vez al día o ni siquiera están ingiriendo. Se aíslan o encierran al momento de comer. También, ocurre el fenómeno de la compensación, que se da cuando las personas se levantan de madrugada a hacer ejercicios, por ejemplo”, refirió.
Petters aseguró que este tipo de conductas constituyen signos de alarma, que requieren la intervención de un profesional. Tras el diagnóstico, el especialista determinará cuál es el tratamiento más efectivo para el afectado.
“En algunos casos se requiere de la introducción de psicofármacos y en otros, sin embargo, se tratan únicamente con la psicoterapia”, sostuvo.
PREVENCIÓN
Para llevar una vida saludable y prevenir la aparición de este tipo de trastornos, la psicóloga aseguró que se debe buscar el equilibrio entre la alimentación y la actividad física. Asimismo, la profesional recordó que los excesos nunca son buenos.
“Siempre es muy importante consultar con un nutricionista. Se debe trabajar mucho con el autocontrol emocional. Cuidar la salud con la actividad física en forma semanal o diaria y hacer que se mantenga un equilibrio entre la alimentación y el ejercicio. Nunca los excesos son buenos”, expresó.