Es inadmisible que en un país agroexportador como Paraguay pueda desatarse una crisis alimentaria. Nuestro país figura en el ranking de los 10 mayores exportadores mundiales de carne, almidón, maíz y trigo. Los referentes de gremios agrícolas señalan que Paraguay produce alimentos para 60 millones de personas, sin embargo, podría darse una crisis alimentaria en el Paraguay, producto de la inflación, la guerra entre Rusia y Ucrania y los problemas climáticos, que generaron pérdidas en los cultivos.
Un informe proporcionado por el INE (Instituto Nacional de Estadística) dice que el 24,6% de los hogares enfrentan inseguridad alimentaria, y el 5,3% están en una situación de gravedad. La inflación de costos de los productos alimenticios, como consecuencia de la guerra internacional, la pandemia y la grave sequía, podrían traer una verdadera crisis alimentaria en el país en los próximos meses.
Desde ahora la población ya está sintiendo el golpe en el bolsillo. Y el panorama para los siguientes meses es desolador. La crisis alimentaria que se vaticina afectará a muchos países del mundo, porque se profundizará la crisis económica. Tal es así, que estudios de la ONU estiman que habrá más de 40 millones de nuevos pobres en todo el planeta.
La salud nutricional es importante y debe ser una prioridad de la agenda política, porque una población que no se alimenta, o se alimenta mal, tendrá problemas de salud, bajo rendimiento académico y poca productividad laboral, lo que dejará al país lejos del desarrollo.
Es urgente la implementación de políticas públicas, que puedan garantizar el acceso de las familias a los productos alimenticios. Si se descuida la salud nutricional de la población, las consecuencias serán graves y la posibilidad de solucionar el problema será cada vez más compleja.