¿Cuál es la bandera electoral más recurrente que escuchamos? Desde las delirantes “vamos a ser felices de nuevo en nuestras capueras” hasta “vamos a ser inmensamente ricos”, los políticos se han desgastado en los últimos 30 años prometiendo cosas que no eran capaces de cumplir en lo más mínimo.
Ahora se vuelve sobre el concepto de acabar con la pobreza, con la corrupción, pero cuando vemos la capacidad que tiene quien lo dice y el equipo que lo rodea, es indudable que deberíamos concluir de que eso no pasa de buenos propósitos, porque no existe la posibilidad de que esa bandera que levanta sea realmente la que se sostenga.
Durante mucho tiempo escuchamos también que la educación, la salud y la generación del empleo serían fundamentales en cualquier campaña política electoral paraguaya; nada más lejano si no se dan las condiciones, y especialmente, cuando la desacreditada clase política se comporta de una manera en la que nadie confía en invertir en el país.
Hay más de U$S 5.000 millones de paraguayos colocados en el exterior, especialmente en bancos en donde no rinden casi nada de interés pero apalancan el desarrollo de esos países.
Esos mismos paraguayos no creen en el desarrollo de nuestro país y por eso han sacado su dinero. Si se generaran condiciones para la inversión no habría ningún tipo de inconveniente para que ese dinero apalancara nuestro desarrollo, pero para eso nuestros políticos tienen que cambiar su manera de entender las promesas electorales y de qué manera pueden cumplirlas.
