El prohibir es el vedar o impedir el uso o la ejecución de algo, donde y cuando sea para evitar problemas en el grupo de personas o la infraestructura que se encuentren trabajando, viviendo o haciendo algo para beneficio particular o colectivo, cómo en el hogar, empleo, transporte o espacio público. A veces apena a una persona que se le prohíba hacer ruido o hacer algo que interfiera el desarrollo de una tarea cómo dar una clase o compartir algo que precise atención.
En ese caso se prohíbe hablar, hacer ruido o desconcentrarse con lo que sea. Recuerdo mis tiempos de escuela aprendí que debía evitar hablar con el compañero, leer otra cosa que no esté en la agenda académica o perder el tiempo en zoncera, eran prohibiciones que me costaban cumplir, no lo niego porque a en ese tiempo de mi vida tenía mucha energía y buscaba formas de canalizarla rompiendo reglas en casa, escuela o donde existan prohibiciones.
Hoy día con el acceso a internet donde sea si uno cuenta con una pantalla a mano se dé donde y cuando sea por dicho motivo en algunos países de Europa ya se hace un viaje al pasado ya que se prohíben los teléfonos móviles en las aulas. El Calvijn College fue una de las primeras escuelas de los Países Bajos en prohibir los teléfonos móviles. Cuatro años después, las autoridades informan de que su cultura se había transformado.
Algunas personas se preguntaban que estaba viviendo en el siglo XIX. Aunque la mayoría apoyó la idea, alrededor del 20% de los padres, profesores y estudiantes encuestados se opusieron firmemente. Algunos padres se preocupaban por no poder comunicarse con sus hijos durante el día, mientras que un puñado de profesores sostenían que sería mejor adoptar las nuevas tecnologías en lugar de rechazarlas.
Retorno a los valores
Algo difícil de entender porque el primer preocupado por las clases es el maestro de las mismas y en ocasiones existen alumnos curiosos en saber más de lo que se enseñe y eso sirve mucho porque son referencia que importa estar atentos a lo que dice el maestro y no a lo que muestre nuestro “espejo negro”, que es muy util para perder tiempo en cosas que no valgan la pena ver o escuchar a no ser que se traten de mensajes importantes de contactos que tengamos en las redes o lista de personas en nuestra agenda que cómo estudiantes debería estar cargada de tiempo y personas que nos sirvan para aprender más y mejor las lecciones en la escuela, colegio o universidad, saber, entender y conocer bien lo que sea es siempre útil en nuestras vidas. Todo eso no solo para rendir bien los exámenes que tengamos previstos o hacer acordemente las tareas asignadas, sino para socializar lo que sabemos y así lograr establecer relaciones que nos sean útiles hoy, mañana y por el tiempo que conozcamos más y mejor lo distribuido.
En Francia, 200 escuelas secundarias están probando una prohibición , mientras que las escuelas primarias francófonas de Valonia y Bruselas, en Bélgica, han avanzado con sus propias prohibiciones. En Hungría, un nuevo decreto exige que las escuelas recojan los teléfonos y dispositivos inteligentes de los estudiantes al inicio de la jornada.
Italia y Grecia han adoptado enfoques más suaves , permitiendo a los estudiantes llevar consigo sus teléfonos durante el día, pero prohibiendo su uso en las aulas. Sea cómo sea debemos entender que el teléfono es una herramienta que sirve para comunicarnos, socializar y conocer más acerca de lo que pretendamos saber. A su vez es un dispositivo que requiere mucha atención con lo que hagamos público de nuestras vidas particulares cómo las de otras personas por el riesgo que eso significa cómo el dejar abiertas las ventanas de nuestro vehículo u hogar y hacer público nuestras propiedades a desconocidos que aunque no creamos pueden acceder a lo que publiquemos en las redes por contactos que tengamos en la lista de “amigos”, suscriptores o seguidores donde sea.
Puede ser un instrumento que nos sea util o inutil que ya se prohíbe en algunos centros educativos europeos. Esto podría imitarse o no en otros continentes o países que tomen en serio la educación, prohibiendo la existencia del “bicho” en las aulas para poder dar bien las clases y aprender correctamente lo impartido.
