Para Giovana Soria, joven influencer y artista, bailar la danza paraguaya representa una de sus máximas pasiones por todo lo que engloba la magia guaraní en cada zapateo, vuelta y movimiento coordinado. “Paraguayo de hecho representa uno de los pocos bailes en los cuales siento que transmito lo que soy realmente”, contó Soria.
Considerada como una persona no binaria (no se siente identificada como hombre ni como mujer), Giovana indicó que representar al país en un evento folklórico internacional constituye toda una proeza y más aún porque la misma interpreta al arriero paraguayo dentro de su espectáculo.
“Un seguidor mío se había comunicado conmigo para contarme que probablemente soy la primera persona no binaria que logra representar al Paraguay en un evento como este”, expresó. Prosiguió diciendo que al principio no creyó la idea, pero luego realizó una serie de averiguaciones y se encontró con que no había ninguna información certera sobre el tema.
De este modo, incluso la directora de la academia en la cual se encuentra, coincidió con la idea, catalogando el hecho como un paso importante que permita marcar historia a la comunidad LGBTQ+ en nuestro país, pues Giovana sería la primera persona no binaria, con sexo femenino e interpretando el rol de un varón en una danza folklórica, en representar al país a nivel internacional.
Más allá de ver este logro como un puntapié que anime a otras personas a llevar a cabo sus pasiones, independientemente de su sexo, género o preferencia, para la joven bailarina esto brinda las oportunidades necesarias para comenzar a observar como algo normal diversas cuestiones que a veces atraviesa prejuicios o cuestionamientos.
“Cada persona que conozco abre un poco más su mente, entendiendo que esto pasa y va a seguir pasando porque es algo completamente normal. Lo cual es importante en un país como el nuestro, pues resulta primordial que se visibilicen este tipo de experiencias, estilos de vida y decisiones personales a la hora de expresarnos como somos, haciendo lo que queremos”, determinó la artista.
DIFICULTADES INEVITABLES
“Siempre me tiran comentarios negativos porque bailo como arriero y me dicen que los hombres solo pueden interpretar un papel de varón y la mujer un rol femenino, pero mucha gente no entiende que yo, como persona de género no binario, solo estoy desempeñando un papel, no por eso voy a cambiar todas las estipulaciones de la danza paraguaya”, argumentó la joven.
En ese sentido, destacó que no se trata de sentirse identificada/o con uno de los roles que se está interpretando, sino de tener la capacidad de desenvolverse en ambos y al final elegir uno con el cual te sientas lo suficientemente cómoda/o a la hora de bailar. Al respecto, expresó que siempre mantendrá la esencia de su academia y lo que dice la historia de la danza, pues podrá ser una persona no binaria, pero pondrá todo el baile de cabeza en torno a su autopercepción.
“También hay elencos o academias donde no se permiten este tipo de cosas y se comprende. Así que no se trata de imponer algo por encima de las estipulaciones particulares de tu maestra/o de baile, sino de saber cómo proyectar todo lo que te apasiona de alguna u otra forma, en algún punto de tu desempeño”, acotó.
Pese a todo su conservadurismo y encierro con respecto a temas sociales, de sexualidad, orientación o incluso equidad, nuestro país da pasos determinantes con este tipo de aperturas. Este tipo de historias, como también el caso de la primera abogada trans o la primera Miss Grand trans, escriben el futuro inclusivo y sin discriminación del Paraguay.
“No estoy haciendo nada malo, solo voy a representar al Paraguay a través de mi arte y amor por la danza. Soy una persona no binaria que baila como arriero, pero deseo que no se me vea simplemente como una persona más bailando, sino que se observe a todo el país, con nuestra cultura y tradiciones, en cada zapateo que doy”, concluyó.