Luego de la aprobación por la Cámara de Diputados de la ley de gastos socio ambientales, que habían denegado la semana anterior, aparecen varios interrogantes que la ciudadanía no termina de comprender, o bien comprende mejor que nunca dónde están parados los que hacen de la política, su estilo de vida, sin mucho apuro, ni compromiso ni responsabilidad.
Nada de todo esto es nuevo y voy a una cita reciente “La política no es un pasatiempo, no es una profesión para vivir de ella, es una pasión con el sueño de intentar construir un futuro social mejor; a los que les gusta la plata, bien lejos de la política.” – Pepe Mujica.
-Pasatiempo: cada año se registran cantidades de calienta sillas, que no presentaron un solo proyecto y únicamente se limitaron a levantar la mano, no siempre a plena conciencia, sino de acuerdo a los intereses de la interna partidaria y el favor de turno.
-No es una profesión: falso de toda falsedad. La gran mayoría aspira a perpetuarse en su curul, ministerio o secretaría, pero los más “profesionales” son los parlamentarios. Algunos de ellos llegaron con la recuperación del estado de derecho hace 30 años y siguen atornillados al cargo.
-Es una pasión para construir un futuro social: esto ya es mucho pedir. De pasión muy poca, salvo algunos escarceos amorosos entre los partidos mayoritarios y otros revolucionarios, cuyas filmaciones y juicios de alimentos me eximen de mayores comentarios. El futuro social es un tiempo de verbo que muchos no saben pronunciar.
– La plata, lejos de la política: con el mayor respeto señor Mujica, si se da una vuelta por Paraguay, mucho podría aprender. Juntando estos dos elementos, varios hemos construido mansiones, vehículos de alta gama para cada miembro de la familia, viajes por el mundo pagados por nuestros empleadores (perdón, por el pueblo) y le tenemos asegurado a nuestro familiar un lugar acogedor cuando superan los 18 años. Esto de pensar, es cuestión de intelectuales izquierdistas trasnochados como usted. ¿Mire cómo terminó? Es un bicho de colección. Le hacen entrevistas para ver sus arapos y unas cuantas gallinas que tiene en su chacra. Cuando se muera, ojalá que lo velen en el Congreso. Nosotros estamos todo el día allí, “haciendo política”.
Pobres políticos
El niño asustado, que pasa parte de su tiempo debatiéndose entre el silencio o la palabra, resume el arquetipo de un pobre político. Ni formación, ni astucia, muchos menos reflejos partidarios y sin ninguna capacidad para rodearse de gente que lo asesore debidamente.
“Pedí priorizar todos los fondos no comprometidos e inclusive fondos comprometidos que puedan ser postergados su utilización (sic) para poner a disposición del sistema de salud”, El niño asustado que dice tener tristeza y preocupación, demuestra su pobreza intelectual cuando nos afirma con soberbia e impostada elocuencia, que somos uno de los países con mejor sistema sanitario a nivel mundial. Solo me queda compartirles la imagen de Don José de San Martín, que hace mucho tiempo dejó escrito para la posteridad, el daño que hace la soberbia en los infelices mortales que están de paso por el poder con su miserable cuota. De gloria, no habrá ninguna.
