Los seguidores de los políticos tienen distintas razones por las que se adhieren a su causa. Algunos lo hacen porque tiene dinero, otros sencillamente porque con él se pueden conseguir cosas que legal e institucionalmente no se logran acceder.
Hay muy pocos hoy en día que siguen a un político por sus ideas innovadoras o por su forma disruptiva de hacer política en beneficio de la gente. La percepción que se tiene en estos momentos previos a las elecciones municipales y también a los actores políticos que se encuentran en la lista electoral paraguaya, es que muchos creen que la única razón por la que alguien está con alguien es porque tiene recursos económicos y le permite jugar a la política del clientelismo y del prebendarismo.
Terrible es la situación que atraviesan los partidos políticos que se sostienen en esa base, y llegando a aquella aún peor conclusión de los mexicanos que dicen que un político pobre es un pobre político. Eso nos demuestra que es necesario reinventar la política sobre la base del compromiso, las ideas, la trayectoria de la persona, la coherencia de su acción de vida. Todos estos temas tienen que volver a ser trascendentes, para que cuando tengamos la ocasión de demandar mejores políticas, tengamos también la posibilidad de optar entre mejores políticos.
Lo que tenemos ahora es, sencillamente, de lo peor y se sostiene en algo que, la gente en tiempos de necesidad y -aún peor- de pandemia, cree que es lo único que un político puede ofrecer; dinero durante tiempo eleccionario