El Instituto de Previsión Social es una máquina generadora de desencantos y de decepciones. Ahora no tienen medicamentos porque no hizo las compras en tiempo y modo. Cuando le afirman porqué no lo hicieron, porqué hay una gran cantidad de medicamentos a los que no pueden acceder los que son usuarios del sistema, la respuesta es que se han retrasado. Cuando le preguntan a la Dirección de Contratación Públicas por esto dicen “si hubieran planificado no hubiera tenido este tipo de inconvenientes”.
Pareciera que cada administración que sube pasa un tiempo doloroso y grave -especialmente para el paciente. hasta que aprende la manera en que tiene que hacer.
Estas cuestiones tendrían que ser inmutables en el sentido de la organización, independientemente de quién sea el titular de la IPS en ese momento, pero como esto está asociado a la irregularidad, a la corrupción y otros vicios de la administración pública, cada nuevo administrador trae su nuevo encargado de las compras de bienes y servicios de la institución.
El IPS es, en ese sentido, una muy buena síntesis de todo lo que no tendría que ser un Estado.