La lucha contra el fuego del Paraguay parece ser una constante cada vez más permanente y aún lo es más en verano con la quema de campos; con lo que deberíamos estar pensando en una respuesta institucional mucho más importante que la que tenemos.
Hasta ahora nuestros cuerpos de voluntarios no son suficientes para una circunstancia de tipo; muchos de ellos tienen que pedir permiso a sus empresas privadas o públicas para que les autorice a luchar contra el fuego. En cualquier otro país en este tipo de acciones ya está completamente enderezado por la vía de lo institucional por el presupuesto que tiene que incluirse cada año como una manera de contratar a personas especializadas para este propósito y que no se acaben el voluntariado solamente.
Así como tenemos varios casos en lo que realmente hace falta construir institucionalidad, y como nos enseñó la pandemia, que debemos reforzar la inversión en materia sanitaria, en la lucha contra el fuego no hay otra cosa que volverla profesional en su capacidad de respuesta y para eso hace falta crear un cuerpo nacional de bomberos financiado por el presupuesto general de gastos.
