Por Santiago Iñaki Fernández Bogado
El autor argentino Enrique Santos Discépolo decía con demasiada razón en su tango “cambalache” que la pasada centuria que fue un siglo “problemático y febril” y no se equivocaba. Somos testigos en la actualidad de esos cambios en los medios de comunicación. Una herramienta humana que debe existir no para que sea un circo público mostrando lo degradado de la condición humana sino para consolidar comunidad. . El periodismo en muchos casos se hizo cómplice de esa lógica decadente cuando hoy tiene muchas opciones de construir una “ aldea global” como preconizaba Mcluhan.
Hoy día con los cambios que han llegado no solo en los periódicos sino que se han profundizado en la radio y tv. Un documental emitido por la Deutsche Welle muestra los notables cambios que no están planteando la red global, un espacio donde ya somos testigos de cómo el tiempo dedicado para leer una historia, artículo de opinión o lo que se haya redactado no posee la misma dimensión que veíamos en el papel. No es solo la extensión sino el valor del tiempo. Ahora bien no solo tocó el cambio al texto sino también en lo que respecta a lo audiovisual ya que existen noticieros de un minuto en la plataforma de la BBC, donde en 60 segundos se resume lo que ocurre en el mundo. El tiempo es la mejor forma de comparar lo que fue, es y hasta podría ser a futuro. El tiempo es un commodity. Quizá los que iniciaron medios de comunicación tradicionales y hasta sus empleados no crean que ahora la redacción, sala de producción o edición la llevan en el bolsillo con el teléfono desde donde no solo se puede escribir sino filmar, grabar y hasta editar aunque quizá no con la misma calidad que hacerlo en una pc de escritorio.
TIEMPOS FEBRILES
No quedan dudas que en estos tiempos de esta febril prensa que pone o debe poner en forma (informare del latin) los hechos a través de la información y no desinformar como lo hacen muchos en las redes de manera reiterada. Quizás la crisis de la información en redes sociales sea una gran oportunidad para reinventar la prensa.
Cómo espectadores de este cambalache mediático es tiempo de ver lo que en el teléfono se plantean cómo opciones de información que en algunos casos debido a las redes sociales distraemos esa recepción de noticias y no la podemos digerir creyendo de manera absurda que todo lo que existe en internet es válido. Debemos atraer la atención en un mundo de deshonestos y distraídos. Hay que explorar las oportunidades de tener en internet una nueva opción de hacer llegar las noticias en forma y algunos con un estilo breve y práctico. Todo un desafío para los redactores y editores de contenidos.
“El que no llora no mama y el que no afana es un gil” dice también la música del excelente descriptor del tango del siglo pasado. Un pedazo del tiempo pasado que quedó con el mal hábito de “informar acerca de los llorones y ladrones no tanto para comunicar sino deplorablemente para desinformar o callar la verdad. Es un gran momento para la comunicación y debemos aprovecharlo. Como lo dijo Jeff Bezzos a Marty Baron cuando lo conoció en The Post: “ hay dolores pero también hay obsequios”. Nos duele la desinformación pero hoy podemos ser más globales que nunca y eso es un regalo para la prensa.