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Periodismo con futuro sombrío

ocas veces se da que al escribir un trabajo mis manos tiemblan por el miedo que el tema me produce encarar. Se trata de mi empleo que está en riesgo a nivel global.  El comunicar o informar al respecto de algo o  ser periodista significa no solo hacer común temas internacionales o nacionales de forma periódica, sino sobre todo hacerlo bien y con respeto al lector, televidente u oyente, que se está dando cuenta de cambios existentes en esta profesión por el descenso de la calidad y frecuencia de su contenido. Esto  ha llevado a que varios medios importantes hayan decidido hacer recorte de personal cómo The Washington Post, Los Angeles Times y otros medios conocidos en los EE.UU que hoy están recortando su plantilla.

A medida que los estadounidenses se preparan para un año electoral que provocará mucha desinformación, los medios de comunicación tradicionales luchan por mantenerse a flote. Una realidad que llevará a replantearse cómo y por donde hacer periodismo sin que nada cómo la IA (inteligencia artificial) o bajo ingreso de publicidad afecte el empleo de muchos periodistas no solo en los EE.UU  sino en el mundo que ya están dejando que algoritmos interpreten y comuniquen a las personas lo que se da en el mundo que tiene muchos dilemas cómo guerras, crisis económicas, hambre, inseguridad y lo que nos haga sentir incómodos en nuestras ciudades y que necesitamos saber su implicancia.

Grandes retos cercanos

La caída en la publicidad tradicional y los lectores nacionales se han tornado mas hacia la prensa regional o local donde hay posibilidades reales de crecimiento en el periodismo norteamericano. Llama la atención la caída del Post en la capital de los EEUU que había tenido un fuerte envión durante la presidencia de Trump donde el diario del multimillonario Bezos había crecido notablemente. La amenaza de la llamada inteligencia artificial también es cierto y real. Ella nos debería ayudar a saber y entender lo que, por qué y para qué pasan las cosas a nuestro alrededor en casa y fuera de ella también, aunque en eso el periodismo y los periodistas tenemos mucho que aportar.

La industria de las noticias tradicionales ―que alguna vez fue el gran vigilante de los hechos y moderador del discurso público― está luchando por mantenerse a flote. Un hecho que refleja el sombrío momento que vive el periodismo que debe recuperar su calidad no solo a través del verse o escucharse bien sino sobre todo por el contenido que ofrezcan a la persona que lo lea, escuche o vea.

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