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Pelear para qué

El título de este escrito va de la mano con para desordenar o ensuciar se requieren dos acciones que cómo él mismo enfrentamiento solo producen malestar e incomodidad en la mente y espíritu de las personas. En toda guerra es común notar cómo cobran vida la suciedad y el desorden que están relacionados con el enfrentamiento de las partes en el conflicto. A  su vez es común ver, escuchar y sentir el dolor de las lesiones y muertes de soldados y personas que no tienen nada que ver con el actuar en batallas militares.

Un 12 de junio de 1935, hace 88 años Paraguay firmó el acuerdo de paz con Bolivia luego de la conocida como «Guerra del Chaco”. El motivo principal de esta guerra fue la supuesta creencia de que en dicho territorio había reservas de petróleo por lo que Bolivia movilizó a sus tropas para hacerse del espacio soberano paraguayo. No dejamos de lado este hecho e  hicimos frente y ganamos la lucha a los bolivianos o “boli” cómo se los catalogaba en ese tiempo. Fue un triste acontecimiento que dejó mas de 60 mil muertos y heridos, 21.000 prisioneros y 10.000 desertores.

Resultados lamentables

Las palabras guerra, muerte y lucha ya no deben formar parte de nuestro vocabulario por lo que la historia ha registrado no solo el conflicto  entre Paraguay y Bolivia sino entre varios otros países, momentos y lugares de nuestro planeta. Que así y todo con imágenes, textos y recuerdos de combates continúan existiendo para desgracia de millones o sino miren lo que pasa en Ucrania,. 

Inversión en armas y recursos militares están en inicio y desarrollo del enfrentamiento entre naciones que deben integrarse, conocerse y así evaluar formas de entre nosotros cómo hacer para ayudarnos a vivir más y mejor en un planeta que también se encuentra lesionado y da señales de eso con el cambio climático y los desastres naturales. Ya tenemos muchas razones para enfrentar juntos que nos enfrentamos entre nosotros.

Hace 88 años decidimos terminar lo que no valía la pena seguir con nuestro vecino del norte y  decir adiós a una conflagración que espero sirva para no imitar y entender que con la lucha, suciedad y desorden no construimos nada sino destruimos todo. Hemos renunciado a la guerra en nuestra ultima Constitucion del 92 que no es un hecho menor y nos obliga a buscar soluciones pacíficas a los conflictos globales y locales. 

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