En este momento de la afanosa búsqueda de las vacunas todo lo que dejamos de hacer nos pasa la factura. El argumento de que el canciller y sus embajadores van a estar buscando vacunas en este momento no es de recibo, como dicen los españoles, incluso se convierte en un factor de risa.
Ese tipo de cosas no se logra por ese mecanismo, eso tendría que haberse hecho por el mecanismo de la cooperación con los países o laboratorios que estaban destinando fuerza y estímulo a buscar la vacuna apropiada, como lo hicieron varias otras naciones, como también el de colocar recursos económicos que puedan permitir el acceso privilegiado a las primeras partidas de vacuna.
Países como los nuestros, que no tienen la historia de la planificación por detrás, que no ven las cosas con anticipación, están ahora esperando las sobras de los países que ya van a terminar de vacunar por completo a su población a mediados de este año, y esperamos nosotros que alguien nos done de nuevo aquello para lo cual hemos tenido recursos en abundancia.
El Ministerio de Salud tuvo de los US$ 1.300 millones o US$ 1.600 millones, casi US$ 600 millones para enfrentar la pandemia, pero como es tan inútil, tan ineficiente en materia de gastos, ahora tenemos el otro problema, que es el de la vacunación. Para eso debemos tener también capacidad logística y capacidad de planificación y mucha honestidad.
Así que lo que dejamos de hacer nos está pasando la factura, haciendo realidad que el concepto de corrupción está unido profundamente a una definición poco conocida: Echar a perder.
