Un amigo acostumbrado a moverse de país a país me dice que “el viajar es cómo leer un libro” porque uno no deja de aprender de culturas foráneas, su lengua, gastronomía y experiencias, si estamos dispuestos a consumir lo que ofrecen, tenemos la oportunidad de conocer y entender muchas cosas del extranjero y hasta de nosotros mismos por ser parte del mismo mundo y especie de ser vivo curioso e interesado. .
En el tiempo de nuestro existir hemos logrado alcanzar logros importantes en las ciencias, finanzas y deportes por saber cómo congeniar e integrar nuestras capacidades y talentos puestos en el trabajo de tareas que sirvan a todos.No nos quedamos quietos, somos nómadas por naturaleza y nos gusta movernos de un lado a otro en nuestro hogar, ciudad, país y el mismo planeta.
Uno que tiene muchas personas, hábitos y culturas, cómo el inglés que disfrutó y disfruta mucho de moverse de sus tierras para conocer más.
Hace poco me tocó leer un trabajo en el portal inglés “The Telegraph” hecho por Chris Moss titulado “Siete razones para visitar la maravilla inexplorada de América del Sur”. La maravilla se trata de nuestro país.
En el mismo relata bonitas experiencias que le hicieron visitarnos 7 veces. En un punto del trabajo se pregunta ¿Por qué sigo volviendo? Bueno, principalmente porque me intriga. Paraguay ha sido testigo de algunos acontecimientos históricos extremos, incluida la Guerra de la Triple Alianza que acabó con la mayor parte de la población masculina, la Guerra del Chaco de 1932-5 con Bolivia por recursos petroleros que nunca existieron, dictadores de los siglos XIX y XX que se quedaron más tiempo que su bienvenida, “ Los bichos raros arios que fueron allí para crear nuevas sociedades, y los criminales de guerra nazis, incluidos Josef Mengele y Eduard Roschman, que fueron aquí para esconderse.
Asombrado por el desconocimiento
Incluso el articulisata inglés destaca varios aspectos llamativos de nuestro país cómo que tenemos iglesias barrocas bajo colinas de color esmeralda que le recuerdan a Bolivia. Las parrilladas al borde de la carretera que sirven todos los cortes imaginables me hacen pensar en Argentina o Brasil. Parejas relajadas compartiendo mate o tereré y besos en el parque podrían estar en Uruguay. Los centros comerciales estadounidenses y las camionetas grandes y gordas huelen a Santiago de Chile.
No somos ninguno de los países citados, tenemos lo nuestro que se ve señalado en la exposición de la “maravilla sudamericana”, se trata del carácter amable, amigable y generoso de la población con el extranjero.
Vivimos en un planeta que tiene demasiado para enseñarnos si tenemos el espíritu curioso y respetuoso con el “hermano extranjero” a quien presentamos nuestra heroica nación cómo empieza la famosa canción de Carlos Sosa que en el suave ritmo de nuestra guarania más que describir nuestros espacios, retrata el espíritu amable del paraguayo que según Moss nos convierte en un país admirable y asombroso.
Aunque muchos querramos migrar o salgamos literalmente de nuestro país, hay otras personas que dedican su tiempo y conocimiento viniendo de afuera para buscar atraer a más personas para que nos conozcan y vuelvan para vivir lo que carecen en sus casas que es la cordialidad y amabilidad. Debemos promover más nuestras virtudes para atraer a los visitantes extranjeros y fortalecer nuestro orgullo nacional.