Finalmente, los papeles de Nenecho han demostrado los niveles de corrupción que ha tenido en pocos meses su administración. Algunos dirán que no es nada nuevo dentro de la estructura pública paraguaya, otros afirmarán «con esto, ratifico mi voluntad de votar en contra suya, pasándole la factura por todo lo que ha hecho en los meses en que le ha tocado administrar».
Hay sobrefacturaciones por doquier, empresas que no deberían haber participado en las licitaciones porque debían haber sido amonestadas por la Dirección Nacional de Contrataciones y en muchos de los casos también, gente ingresada a la administración pública durante estos meses y que, aparentemente, forman parte de un negociado interno entre los que se encuentran los que nombran, la persona que trae la persona nombrada y el nombrado. En definitiva, lo que vemos es mucho chanchullo, mucha corrupción, mucha podredumbre en la administración municipal asuncena.
Esto es imposible que continúe de esta manera, y si no hay alguien que corte definitivamente todo este camino transitado desde hace varios lustros por varias administraciones, la ciudad capital irá en una decadencia aún mayor.
Lo que tenemos y vemos en el microcentro asunceno puede terminar convirtiendo a toda la capital paraguaya en una muestra del tallo que hace la corrupción en forma física y moral a toda una ciudad.