Por Benjamín Fernández Bogado
Comienza la ayuda a los ciudadanos del Este, un total de 26.000 de ellos estarán recibiendo G. 500.000, que es casi una cantidad simbólica para cualquier parte del país. Pero lo es todavía mucho más en una región acostumbrada a mover volúmenes económicos muy superiores a esto, que es apenas una migaja o una gota en ese mar de necesidades. Ya tanto la Gobernación como la Intendencia de la capital del Alto Paraná han dicho que no quieren participar de la distribución de estos recursos por considerarlos muy escasos y están propugnando la apertura del puente con una serie de controles, tal como se hace en la frontera entre Brasil y Uruguay.
Esta situación tiene el telón de fondo, la preocupación ante el número creciente de personas fallecidas, muchas de ellas de Ciudad del Este y como víctimas de este Covid-19. Y también el hecho de que no tengamos mucha capacidad para controlar en lugares normales, y menos aún con un movimiento comercial tan intenso como el que podría volver a darse en la zona fronteriza entre Foz de Iguazú y Ciudad del Este.
La otra cuestión que tendría que hablarse es qué tipo de modelo económico hace falta para transformar Ciudad del Este en algo diferente a lo que ha sido durante toda su existencia, que es una base centrada en el comercio fronterizo y en las mercaderías que pagan un impuesto de tránsito y que luego son llevadas a poblaciones de la Argentina y del Brasil. Todo esto era el trasfondo de una cuestión que incluso el intendente de Ciudad del Este, Prieto, afirma de que si no se resuelve esto va a ser una gran revolución por el levantamiento que podría volver a darse entre los pobladores del Alto Paraná. «Ya no nos escuchan ni al gobernador ni a mí», está poniendo como elemento ante el gobierno central para que tome otras medidas que puedan paliar la situación sanitaria por un lado y comercial por el otro.