Comentario 3×3
Por Benjamín Fernández Bogado
Paraguay es un país de jóvenes, pero con un corazón viejo, necesita renovarse por completo en el compromiso de lo que significa transformar el Paraguay en un territorio de oportunidades. Vamos camino a perder el bono demográfico, el regalo más importante que hemos tenido en términos poblacionales en los últimos años y que fue de capital importancia para el desarrollo y la prosperidad de países como Corea.
En el Paraguay no le hemos dado la educación que merecían nuestros jóvenes a la altura de las demandas y tampoco ellos han demandado y exigido que esa educación esté a la altura de los grandes desafíos del futuro. Nos toca un cambio de era y más todavía en estos tiempos de pandemia, en donde el nivel reflexivo y de compromiso tiene que doblarse.
Estamos ante la nueva normalidad que requerirá de los actores jóvenes un desafío enorme para transformarlo en un territorio de oportunidades. Así como estamos, seguimos hablando de la juventud como un patrimonio hacia el futuro, cuando esa misma juventud está envejeciendo, llegando a los 40 años de la adultez, sin haber pasado aún por la completa adolescencia. Es el tiempo de cambiar y de alterar esta ecuación. De lo contrario, no habrá futuro para ellos, para sus padres y tampoco para el país.