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Nos estamos quedando solos

Cada generación trae consigo no solo nuevas tendencias de cómo verse para llamar la atención de los otros. Había que reflexionar acerca de cómo nos expresamos para construir las relaciones humanas, siendo esta quizá la primera generación de seres humanos que perdió la capacidad de tomarse una pausa para dialogar, conversar e intercambiar ideas o puntos de vista sin la intermediación de una o dos pantallas. Esto tiene su impacto en la relación interpersonal y entre ellas entre un hombre y una mujer que quiebra el sentido de cualquier charla o primer acercamiento para iniciar una relación.

Hoy día lo real se ha cambiado por lo virtual, una aprobación a lo emitido ya no es un gesto de anuencia con la cabeza ahora es un emoji de pulgar arriba o “al pelo” o un rostro haciendo un guiño. Así hay distintas expresiones en emoticonos que forman parte de lo que ya es conocida la nueva relación social humana.

Temor a socializar
Con la pandemia se agrietan aún más este tipo de contactos aunque es creciente el número de personas que abandonan los grupos de “chateos”. El saludo de mano se extraña también con besos en las mejillas se cambió por puño/puño o codo/codo. Estas conexiones que empiezan o continúan de esta forma no hacen más que va destruyendo los códigos de la relación humana hasta probablemente llegar a acabar las reuniones sociales.

Son raros hoy los encuentros entre familia, compañeros de trabajo, estudio u otros amigos reales que esperan tener un diálogo donde se de la fórmula del emisor y receptor. Donde se usen los sentidos para transmitir y recibir los mensajes que hoy deben ser en forma de tuits o gorjeos, breves y con un mínimo de caracteres.

Esto ha quitado el valor y efectividad del uso de la palabra, el recurso que hace resaltar la condición humana. La herramienta creada por el ser humano para hacer común una idea. Además también pierde valor por el desinterés de la contraparte que está pero no está, o no se encuentra interesada en hacer un diálogo que construya una relación sólida. Nadie quiere involucrarse en la vida de la gente cuando esa es la característica de vivir en comunidad. Nos estamos quedando solos y no queremos admitir su gravedad.

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