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No tienen vergüenza

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Muchos políticos hacen lo imposible por proyectar sospechas sobre su ejecutoria al frente de alguna repartición pública. Y encima se enojan si algún medio enciende un reflector sobre sus maniobras torpes, chapuceras o simplemente indecentes.
Ocurrió días atrás con el intendente de Asunción, que aspira a quedarse en el cargo por otros cinco años si las elecciones generales de fin de año efectivamente se realizan.
Cuando se trata de dinero del contribuyente no se pueden cometer errores tan groseros como la vieja y transitada sobrefacturación, una de las formas más brutas de trasegar dinero del Estado a bolsillos particulares.
La comuna necesita incorporar esos aparatos que se ponen en la entrada del personal a fin de que cada funcionario apoye su dedo pulgar en la pantallita y registre su ingreso a la oficina. No es instrumental de alto vuelo tecnológico o de costo sideral. Todo lo contrario, el denominado reloj biométrico es un instrumento barato y diseñado para solucionar en oficinas con mucho personal el denominado buddy punching, es decir, la treta mediante la cual un compañero de oficina, complotado con otro, marque su tarjeta en quid pro quo, es decir, hoy por ti, mañana por mí. Con el marcador biométrico esa avivada se esfuma, salvo que el fraudulento sacrifique su pulgar para ponerlo al servicio de la estafa.
Un aparato de esas características se puede adquirir en plaza en un rango de entre Gs. 499.000 a Gs. 1.300.000. Pero en el llamado a licitación pública hecho por la Municipalidad de Asunción, el pliego abierto en la Dirección Nacional de Contrataciones Públicas muestra un precio unitario de Gs. 9.150.000. ¿Mucha diferencia, no?
Pero el Lord Mayor se enojó con este diario y mandó una escribana exigiendo una retractación. Una lamentable pérdida de tiempo para todos ya que podría haber obtenido la información simplemente visitando el sitio oficial de la DNCP. O, mejor todavía, haciéndolo comparecer al director de finanzas al despacho del intendente con una copia del pliego de la licitación. Allí está todo. Así que, la cuestión no es con nosotros sino con “los muchachos” que no pierden el tiempo para poner el jarro debajo de la canilla, sobre todo en época electoral, con internas partidarias a la vista y municipales hacia fin de año.
Y después se enojan cuando les enrostramos estas “desprolijidades” -por ser piadosos- en el uso del dinero del contribuyente.
No tienen arreglo, pero sí una piel de rinoceronte y una cara de piedra pómez.

 

Equipo Periodistico
Equipo Periodistico
Equipo de Periodistas del Diario El Independiente. Expertos en Historias urbanas. Yeruti Salcedo, John Walter Ferrari, Víctor Ortiz.

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