Los municipios están de nuevo en la mira, especialmente por la promesa que hicieron hace casi un año y que no se han cumplido como se debiera.
El municipio asunceno es la síntesis de prácticamente todos los desastres conocidos, el intendente no da la talla y los problemas que ya eran conocidos con su administración, se han vuelto a reforzar durante este periodo de tiempo, cuando vemos de que tampoco ha habido avances en la cuestión referida, a cómo tratar a la gente que vive en las zonas ribereñas y que constituyen un serio problema, no solo desde el punto de vista sanitario, de educación de temas relacionados a la delincuencia, vemos el conjunto de detalles y hechos en lo que generalmente, el intendente, para zafarse de la presión, dice que el problema no es suyo y que puede ser resuelto en otras instancias.
Lo que cae de fino en esta apreciación, es que realmente no tenemos intendentes con la altura que requiere los tiempos actuales, vivimos tiempos de demandas y exigencias a la calidad de gestión, y cuando esto falla, lo que tenemos es que, es mucho más de lo que ya conocemos, decadencia desencanto y desilusión.