El Presidente Abdo es una de las personalidades políticas menos apreciadas por sus compatriotas. Según un informe internacional tiene un alto nivel de rechazo entre los paraguayos debido a diferentes factores.
Algunos creen que son personales de la propia personalidad del mandatario, pero hay otros que dicen que son circunstancias exógenas a él, que ha llevado a una situación de crisis en materia económica, inflación, falta de empleo Covid-19, tragedia, muertos qué han terminado coincidiendo con la presidencia de Abdo, y cargando sobre sus espaldas una alta responsabilidad.
Lo cierto es que para algunos hemos tenido un presidente bastante abúlico, poco dado a gestionar lo público, con un deseo real de llevar adelante el bien común. No ha enviado señales, tan poco, claras en torno a combatir la corrupción. Aquello de “caiga quien caiga” quedó simplemente en una muletilla electoral de promesa, pero no en una acción concreta llevada a la práctica.
Tenemos un presidente que ha venido a caballo de terminar con la vocación reeleccionaria de Cartes y la continuidad de él en la figura de Peña. La oposición estuvo muy cerca de ganar en las pasados comicios; faltaron menos de 80.000 votos; lo que es una cifra única a los comicios democráticos del Paraguay, Pero el mensaje tampoco caló en la propia gestión del Presidente de la República no ha dicho “ya que ha ganado por un estrecho margen trataré de ganar la simpatía y el respeto y la estima de mis compatriotas”.
Hoy lo que vemos es un presidente con un alto nivel de rechazo, con un poco deseo de ser algo diferente a lo que venimos viendo en un año dominado por lo electoral que arranca en cuarenta y ocho horas aproximadamente.
Lo que vemos en realidad en su presidente en su laberinto.