Cada 19 de abril se recuerda el Día del Indígena Americano, y este año llega enmarcado por la crisis que se atraviesa debido a la expansión del Covid-19, que no solo trajo graves consecuencias en materia de salud, sino que demostró las profundas desigualdades y la emergencia permanente que tienen como víctimas a los pueblos indígenas.
Desde la organización Amnistía Internacional mencionaron en un comunicado que la realidad de gran parte de las comunidades indígenas presenta una particularidad cultural así como una vulnerabilidad previa, que el Estado no puede pasar por alto para implementar medidas preventivas y de tratamiento de la salud en un diálogo intercultural que no se está registrando en Paraguay.
“A esto se suma el hambre que está asolando a muchas comunidades indígenas de todo el país, las cuales han acatado las medidas sanitarias impuestas de aislamiento, pero vieron truncas sus oportunidades de subsistencia, aguardando una asistencia comprometida del Estado en materia de alimentación, medicamentos y agua, y cuya concreción está demorando en demasía. Miles de indígenas en el Paraguay están pasando hambre y abandono, precarizando aún más sus condiciones de vida, que ya de por sí, antes de la llegada del virus eran difíciles”, acotó el comunicado.
Las últimas investigaciones señalan que poco más del 65 % de miembros de los pueblos indígenas se encuentra en situación de pobreza y más del 30% en pobreza extrema. “La histórica falta de concreción de derechos, así como del despojo territorial del cual nunca han sido reparados de forma integral, a través de la restitución de sus tierras y de la implementación de proyectos de desarrollo que les permitan subsistir enteramente por sus propios medios, conduce a un escenario propicio para que de ingresar el virus en algunas de las comunidades, produzca estragos difíciles de predecir a cabalidad”.
Hasta ahora han adoptado medidas de autoprotección y aislamiento, algunos están produciendo sus propios insumos de higienización, desinfección y protección, se encuentran difundiendo y capacitándose con la información que les llega, traduciéndola en sus propios idiomas, como muestra clara de proactividad ante el Estado que no previó medidas específicas para ellos. Sin embargo, todo esfuerzo resultará insuficiente si no se encuentra garantizado el derecho a la alimentación y al agua, así como a medidas específicas en materia de acceso a la salud.
“El Estado paraguayo debe tomar de forma urgente las medidas adecuadas para garantizar los derechos de los pueblos indígenas, que han quedado relegados de medidas específicas, pretendiéndose equipararles al del resto de la población, sin tomar en consideración los derechos particulares que les asiste y que siendo contemplados garantizará una mayor y mejor protección de los mismos”, señalaron las organizaciones Amnistía Internacional Paraguay, Tierraviva a los Pueblos Indígenas y la Federación por la Autodeterminación de los Pueblos Indígenas (FAPI).
Agregaron que negar el diseño y asunción de medidas de protección adecuadas, que atiendan su vulnerabilidad previa, su pertinencia cultural y sus derechos ya insatisfechos de forma a revertirlos, no sólo representaría más discriminación, sino que, además, atentaría contra la vida y la salud de los Pueblos Indígenas como sujetos colectivos y contra todas las personas que los conforman.
“Como organizaciones que trabajamos por la protección de los derechos humanos de los pueblos indígenas, no retrocederemos en nuestros esfuerzos de exigir la máxima protección para ellos. La concreción del derecho a la salud, la alimentación y el agua, confluyen en una necesidad imperiosa que no pude seguir postergándose”, concluyeron las organizaciones.