En la actualidad, según el Instituto Nacional de Estadística (INE) y el Sistema Estadístico Nacional (SEN), los datos reflejados en un informe del año 2021 – 2025 señalan que el 37% de las mujeres en el Paraguay que, en total suman en cantidad 703.000 hogares, son mantenidos por mujeres solteras (cabezas de sus hogares).
Las que trabajan en relación de dependencia, no alcanzan el monto de salario mínimo en conformidad a lo que estipula la Ley, con un promedio de salario de G. 1.900.000, con una diferencia menor de Gs. 600.000, de lo que ganan los hombres.
Forma parte del dato, las brechas existentes como: la falta de oportunidades en igualdad de condiciones, la violencia doméstica, la escasez en cuanto a la educación y salud, las exigencias y responsabilidades asumidas por las Mujeres en los roles de ser madre y padre a la vez, que juegan en contra ante la falta de equilibrio en el tiempo de dedicación para con sus hijos.
En tal contexto, van aumentando estas cifras, en que las Mujeres, por diversas circunstancias toman “la posta” de una gran responsabilidad de llevar adelante la crianza de los hijos, en la mayoría de los casos sin la ayuda del padre, es decir “un padre prácticamente ausente”, los hijos no reciben el afecto, el amor y el apoyo emocional y económico. Penosamente, las Mujeres solteras deben absorber muy solas esta situación, debido a que aún faltan leyes por revisar en cuanto a la prestación alimentaria que, en la actualidad “no alcanza”, y no se ajusta a la realidad de las necesidades de los hijos.
Vemos en cada situación, como el hombre tiene más libertad de desentenderse de las obligaciones y responsabilidades, con un aporte mínimo (si es que aporta), que no se piensa en el bienestar general (asistencia integral como: atención, afecto, dedicación) del niño y/o la niña; suele ocurrir que el padre, no asiste, no lo visita, se desinteresa cuando el hijo se enferma, incontables plagueos, reclamos y quejas de una sacrificada “Madre soltera” que lleva todo el peso de la responsabilidad sobre sus hombros, y que siente una gran impotencia ante tal desinterés de la situación que le toca vivir.
Por un lado, tenemos a la Madre trabajando en situación de dependencia laboral, cumplimiento un horario fijo, a la vez, dedicada al hogar y a los hijos, con las tareas del colegio, a quien dejar a cargo a los menores, velando por el bienestar de sus hijos y ante las necesidades básicas; por el otro, un padre que brinda un sostén económico “mísero”, que en la realidad no cubre: la alimentación, la educación y un seguro médico para sus hijos.
Las autoridades actuales continúan desatendiendo esta problemática, aun cuando existe una institución que es rectora de velar por los derechos de las Mujeres, como es el Ministerio de la Mujer, no vemos acciones ni programas que dediquen atención y una asistencia a Madres solteras.