La mayoría de los candidatos para el Parlamento por los partidos tradicionales no presentan renovación, más del 60% de los candidatos son legisladores que pretenden el rekutu o en algún momento ya ocuparon un escaño en el Congreso y ahora pretenden retornar.
El problema muchas veces no es de los electores, que también suelen votar por políticos desgastados, sino de los propios partidos políticos, porque no renovaron a sus figuras, siguen apostando por figuras desacreditadas, tal es así que actualmente hay personas vinculadas a la corrupción y el narcotráfico en la lista de candidatos para el Congreso Nacional.
En la democracia se valora la presencia de los partidos políticos porque son los que sostienen la democracia, sin embargo, si nuestros representantes políticos son personas manchadas, de alguna manera incide negativamente en la calidad democrática.
Los partidos políticos deberían promover escuelas de liderazgos y fomentar la cultura cívica para contar en sus filas con un perfil variado y renovado de posibles candidatos, para que los electores tengan más oferta electoral.
Los partidos y nucleaciones políticas cumplen un rol esencial en la democracia y la calidad de la misma, y esto implica que los partidos tienen una cuota de responsabilidad en la formación de nuevos líderes políticos.
De hecho, una de las críticas más estridentes al sistema político paraguayo es el liderazgo que se forma en base a los recursos económicos, es el liderazgo que se compra y que muchas veces se encuentra alejado de la ciudadanía y sus problemas.
Si bien no hay tanta oferta electoral por parte de los partidos tradicionales, al menos para el Congreso, los electores podrían hacer lo suyo para colaborar con la democracia y el Paraguay, emitiendo un voto responsable y con criterio. El poder de los ciudadanos también puede ayudar a la salud democrática del país.