El tiempo en familia está marcado por separaciones. Lo que alguna vez significaba salir juntos, escuchar los comentarios y expresiones particulares en temas de conversación compartidos en viajes o reuniones sociales en casa no solo hace distinto el ritmo y color de la vida del mejor grupo humano en el mundo, la familia, hay un día en que los más jóvenes van abandonando primero aquel espacio que hacía reír o sentir mal algún tema que ese núcleo social.
Tiempo de evolucionar
Los niños que antes despertaban felicidad y ternura un día se hacen adultos y dejan ese lugar o nido que de a poco va quedando vacío , produciendo emociones positivas que son habituales al verlos crecer su mente, cuerpo y espíritu que esperamos los protejan y den herramientas para construir y sostener sus proyectos de vida sólidamente cómo estaba construido y diseñado su nido, casa, hogar.
En esta separación existen dos partes; la de hijos que parten y padres que quedan, cada una empieza una vida nueva, que es ese viaje que toca enfrentar bien solo a los valientes responsables y conscientes de no tener ni deber tener dependencia y que una vez cerrada la puerta de su casa es lo último que escuchan los primogénitos sueltos al mundo fuera del calor y seguridad del nido vacío.
En psicología existe un síndrome conocido cómo el del nido vacío. El deber de todo padre es criar a sus hijos hasta el momento en que sean capaces de valerse por sí mismos e independizarse. Se trata de una ley de la vida y, aunque es un momento muy positivo para padres e hijos, y evolutivamente necesarios, no siempre es fácil lidiar con él. Por ello, en ocasiones puede desencadenar el síndrome del nido vacío.
Un síndrome es un conjunto de síntomas o afecciones que se presentan juntos y sugieren la presencia de cierta enfermedad o una mayor probabilidad de padecer de la enfermedad.
El nido vacío no tiene un tiempo exacto, algunas veces, el padre, la madre, el hermano o hermana enferman o tienen responsabilidades laborales o académicas que quiebra ese círculo que creemos nunca se romperá, así y todo.
Últimamente vemos más vehículos que hacen flete o mueven material de construcción para el nuevo hogar que será iniciado y sostenido por los nuevos padres e hijos de la familia que a su vez empiezan un nuevo nido. El anterior quedó atrás. Es posible ver en la naturaleza en estos meses en dónde los pájaros apuran este proceso.
Los síntomas del nido vació más comunes son:
Sensación de tristeza y vacío.
Sentimientos de profunda tristeza.
Sensación de no tener rumbo ni nada por hacer.
Aburrimiento constante.
Deseos de llorar con frecuencia y durante un tiempo amplio.
Aparición constante de recuerdos de la infancia de los hijos y deseo de hablar frecuentemente de ellos.
Sentir que la vida ha perdido el sentido.
Molestias somáticas como mareos y dolor de cabeza.
Sensación de desesperanza sobre volver a sentir la misma felicidad de cuando los hijos aún vivían en la casa.
Insomnio
Que aun existiendo dichos síntomas no hay muerte ni despedida del mejor nido que tiene el ser humano que es la vida, dependiendo la forma de encarar y tratar los síntomas que pueden llevar a trágicos finales de personas que no pudieron enfrentar a un paso natural de la vida en el que las aves aprenderán de sus caídas cómo los niños cuando son concebidos y abandonan el nido más seguro que tuvieron en la vida, el vientre de la madre para aprender y adoptar positivos hábitos de vida que al dejar su nido. Son ciclos naturales para los cuales hay que estar preparados y asumir los desafíos.