En la Cámara de Diputados, presidido por el colorado Raúl Latorre, se han contratado aproximadamente 300 funcionarios sin pasar por un concurso público y entre ellos, familiares cercanos de los propios diputados. En la política paraguaya, el nepotismo parece ser una tradición muy difícil de erradicar.
Uno de los casos más llamativos es el de Montserrat Alliana, hija del vicepresidente Pedro Alliana. Originalmente designada como asesora en el Ministerio de Justicia con un salario de G. 6.100.000, su sueldo se incrementó abruptamente a más de G. 18 millones como Coordinadora en la Cámara de Diputados.
Así también, esto viene repitiendo con hijos y esposas de varios diputados, quienes fueron asignados en importantes cargos con jugosos salarios.
No podemos ignorar el malestar ciudadano que estas acciones generan. La indignación es palpable, especialmente después de que Alejandro Ovelar, hijo del senador Silvio Ovelar, renunciara a su cargo en la Cámara tras las protestas públicas. Este caso demuestra que, aunque tarde, la presión social puede tener un efecto positivo.
No hace mucho, el titular del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) Carlos Fernández Valdovinos, había comentado mediante una entrevista con la radio 1080 AM que “se debe cuidar la plata del Estado”. No obstante, familiares de políticos cada vez “están mejor” posicionados en cargos que no están preparados para quedarse con la plata del Estado que supuestamente se debe “proteger”.
