Comentario 3×3
Por Benjamín Fernández Bogado
Mucha juventud en el Paraguay con muy pocas oportunidades y posibilidades. El bono demográfico se está dilapidando día a día, sin haber usado ese tremendo potencial que implicaba tener tanta gente joven ingresando al mercado laboral con tan poca gente que ya se estaba retirando. Eso en otro país se llevó a grandes políticas educativas y de formación de cuadros que permitió en pocos años hacer un salto cualitativo y cuantitativo de su economía.
En el Paraguay seguimos hablando de la juventud como un valor y un recurso, pero sin embargo no hacemos las inversiones para que ella gane en autonomía e independencia, en emprendedurismo, en innovación, necesitamos una juventud que se independice pronto, temprano, que haga su vida, que construya imaginarios positivos para ellos y para sus seres queridos y que no sean sujetos de análisis en torno a la cantidad de pobres, la cantidad de marginales, la cantidad de chicos que no terminan la secundaria y que no encuentran trabajo una vez que hayan concluido sus estudios universitarios.
Necesitamos una juventud paraguaya que sea rebelde en su autonomía y en su libertad, que no se convierta en la primera generación de paraguayos que no habrá superado a sus padres. Para eso requerimos una tremenda atención de todos los actores de este proceso, estructura familiares, ambiente social, ámbito educativo, gobierno y los propios jóvenes que tienen que darse cuenta que la vida es simplemente un parpadeo, un soplo que puede pasar mucho más rápido de lo que uno se imagina.