El sistema de seguridad y de inteligencia no existe en el Paraguay, si existe solamente están los papeles con pomposos títulos, con grandes direcciones, con muy buenos salarios; pero no hacen la tarea que debieran.
El simple hecho de tener información de personajes peligrosos venidos de la zona fronteriza del Paraguay con el Brasil tendría que haber llevado a una tarea de prever lo que terminó aconteciendo en San Bernardino.
Cuando no existe trabajo en conjunto entre ellas tampoco se logran objetivos deseados y cuando alguien desde adentro, como un Suboficial de la sección Informática, puede borrar el nombre de una persona que está siendo buscada con fines de extradición a Brasil, y el mismo se encuentra en el Anfiteatro José Asunción Flores, uno tienen toda la descripción completa de cómo opera el Estado ante una circunstancia de este tipo.
Es demasiado permeable y poroso el sistema, lo que favorece y estimula a que se consoliden los hechos violentos como resultado de personajes que no son capturados en su momento. Esto tiene que llevarnos a una profunda reflexión y una actitud distinta con estos organismos de seguridad que hemos construido a lo largo de todo este tiempo, que demuestran que son extraordinariamente vulnerables ante los hechos delictivos.
Tendríamos que, incluso, llegar a unificar muchos de ellos en una misma organización con un fin práctico de evitar que en la dispersión se a favorezca la criminalidad.