La música es un arte, herramienta que debe ser entendida y cuidada sobre todo por ser un patrimonio humano y por las emociones y convocatoria que puede producir de acuerdo a quienes serían los animadores y destinatarios de un concierto o lo que se haga escuchar.
El sábado me tocó formar parte de una manifestación o protesta hecha por músicos frente a la Asociación de Músicos del Paraguay fue una actividad convocada por los miembros de esta agremiación para pedir mayor honestidad, sinceridad, transparencia y apertura a quienes lo administren. La actual en manos de Teteto Molinas quiso dejar que remataran el local en pleno centro asunceno evaluado en 400 mil dólares por una deuda con su sobrina de 25 millones de guaraníes. Cabe apuntar que el mandato de la actual comisión directiva feneció en el 2020
Y entre los manifestantes y socios se encontraban el arpista Alcides Ovelar y la cantante Cristina Bitiusca, el productor, arreglista y pianista Oscar Fadlala, la maestra Lizza Bogado,el tecladista Claudio Fernández, Sergio Fabián Ortega de los 5 del ritmo, las cantantes Mirtha Noemí Talavera y Myriam Beatriz, el cantautor Daniel Moreno Vinader, solo por citar algunos nombres.
Urgente transparencia
Juntos a muchos músicos hicieron escuchar sus voces, instrumentos y pedidos para quienes hoy “presiden” esta asociación elevando sus voces de protesta musicales por la lucha de los derechos, bienestar y profesionalización del músico wue hoy día se encuentran con la posibilidad de perder hasta la sede de su asociación.
Celinda Adorno Molinas, sobrina del presidente de la asociación Higinio Teteto Molinas, cobrará lo suyo pero el acto en si es de una villania cercana a la estafa.
Los miembros de esta asociación, recurrieron a una colecta para evitar el remate de su sede, reuniendo en aquella oportunidad de Gs 12.816.000. Además de buscar saldar otra deuda que asciende a casi 50 millones de guaraníes.
No es la primera vez que sucede este tipo de situaciones lamentables. Urge un cambio en la comisión directiva y un castigo ejemplar a quienes a punto estuvieron de cometer su fechoría.