En el país siempre las soluciones en términos sociales llegan tarde. Ahora, el Ministerio de Educación dice que no se encuentra descartada la posibilidad de cerrar el Colegio SEK por el caso de la violación de un niño en sus instituciones.
Buscan también alternativas tecnológicas diciendo “vamos a colocar 60 cámaras para que podamos ver lo que acontece al interior de esta institución de forma permanente”. Otros afirman que no tenían un psicólogo para evaluar las condiciones en la que se encontraban los alumnos y los padres.
Estos últimos se manifiestan diciendo que les habían dado la seguridad que podrían ir a trabajar sin ningún inconveniente, porque en las jornadas de doble turno tenían la certeza de que el costo de la matrícula que pagaban de US$1000 para escribirse y G. 3.750.000 al mes por cada uno de sus hijos era suficiente garantía de que nada podría pasarles.
En concreto, lo que aconteció en el Colegio privado SEK no es más que una muestra del grado de abandono de todos en el tema educativo, en el tema de la instrucción, en donde el Estado no sólo ha renunciado en el terreno de lo público, sino que hace bastante tiempo tampoco controlaba en el sector privado.