Nahem Reyes
Doctor en Historia de la Universidad Católica “Andrés Bello”
@Nahem_Vzla
La semana pasada abordamos sobre el papel de las Fuerzas Armadas en las sociedades democráticas, es decir, la subordinación del sector militar ante las autoridades civiles-políticas legítimamente electas. Caso contrario es pretorianismo, que puede ser tanto de izquierda como de derecha, en Suramérica los pretorianismos de derecha más emblemáticos tenemos a Pérez Jiménez en Venezuela, Rojas Pinilla en Colombia, Augusto Pinochet en Chile, Stroessner en Paraguay y las trilogías de gobiernos militares en Argentina y Brasil iniciando con Juan Carlos Onganía y Huberto Castelo Branco, respectivamente, desde el socialismo está Velasco Alvarado en Perú. Tras su caída las Fuerzas Armadas terminan muy desprestigiadas por ser actores claves en el sostén de éstos.
En la actualidad, en toda América existen tres situaciones de pretorianismo gobernante y que coincide con los gobiernos socialistas radicales como Cuba, Venezuela y Nicaragua. Recientemente en las democracias de la región hemos observado ataques directos a la Fuerza Pública, no es casual o al azar, contrariamente existen serios indicios que vinculan éstos a la agenda programática del Foro de Sao Paulo y su versión elite, el Grupo de Puebla.
Básicamente nos referidos a la llamada “Brisa Bolivariana” que emprendió un ataque directo contra la Policía y las Fuerzas Armadas, como lo evidenciamos en Chile, Colombia y más recientemente en Estados Unidos y muy mínima escala en Paraguay. Lo medular aquí, es que los agentes de la extrema izquierda aguardan un incidente para desatar su violencia volcánica que arrase todo a su paso, pero todos estos casos obvian un elemento clave: EL USO DE LA VIOLENCIA LEGÍTIMA.
Tanto Floyd como Brooks se resistieron al arresto y el último incluso le robó un arma a un efectivo policial y la accionó contra éste, en Chile los Carabineros terminaron siendo el blanco de una violencia desmedida y criminal, recientemente en Paraguay efectivos de la Armada fueron atacados con armas de fuego. Tanto los políticos como medios afines con la agenda izquierdista deliberadamente omiten ese dato esencial: la violencia de los civiles, siendo éste el factor que habilita al uso de la violencia legítima por parte de la Fuerza Pública, bien para su defensa como para reducir a los criminales violentos y posteriormente someterlos a la justicia.
Para cerrar, quiero subrayar que no estoy justificando la violencia excesiva ejercida por el Policía Dereck Chauvin como similares. La idea aquí es mirar un contexto más amplio uno, en el cual observemos como la izquierda radical en su afán de conquistar el poder ataca en múltiples niveles y acciones, una de ellas, es el ataque frontal contra la Fuerza Pública, al desprestigiarlas socavan la misma democracia.
