“Es muy fuerte el choque entre el Círculo Rojo, que solo habla de sí mismo, y la población, que tiene intereses distintos de los que los intelectuales creemos válidos” dice Jaime Duran Barba, consultor y analista político ecuatoriano con cientos de campañas a nivel mundial y varios libros entre los que se destacan “El Arte de Ganar”, “¿Y dónde está la gente? y “La política en el siglo XXI”. Para Duran Barba el Círculo Rojo es lo que nosotros llamamos micro clima, ese espacio de pensamiento que se reduce a la elite de pensamiento intelectual, poder político y económico que tiene una mira introspectiva que muchas veces confunde con la realidad que vive la gente, que generalmente es otra.
El problema de no reconocer los micro climas en todas las áreas de la vida es que no terminamos de entrar en sintonía con lo que quiere la gente o lo que piensa el ciudadano, sus intereses y preocupaciones reales. Como cuando nos concentramos en querer explicar una propuesta que mejore el PIB del país mientras la ciudadanía está en la “carrera de ratas” (Robert Kiyosaki) intentando cubrir sus deudas y no tiene tiempo de debatir en un café sobre las estrategias de la macroeconomía, sino más bien están preocupados de cómo llegar a fin de mes.
Paraguay no se caracteriza por una discusión de alto vuelo en cuanto a ideologías y pensamiento político, eso quedo en los anales de la historia, hoy más bien las discusiones se dan en lo que respecta a lo electoral, cuestiones anecdóticas y riñas internas.
Considerando todo esto, necesitamos como estadistas y estrategas sacar la cabeza de la palangana para ver la realidad que nos rodea por medio de métricas, estadísticas, encuestas, discusiones en redes y búsquedas en Google, juntar la big data con el small data para llegar a tener un escenario más detallado de la realidad y entrar de esta forma a generar una conversación, un relato que permita generar empatía con estas audiencias, ya sea en el marco de una campaña política, publica, de cambio de hábitos, de mejoramiento de imagen o algo netamente electoral.
Salir del micro clima permite finalmente dejar de lado la discusión poco fructífera donde intentamos no solo que alguien entienda si no que se interese por lo que estamos diciendo, y llegar a un punto donde logremos eso de forma efectiva, orgánica y sin forzar.