Comentario 3×3
Es obligatorio el uso del tapabocas, pero no se conocen muy bien los alcances del decreto que resulta tan confuso que el propio secretario del Interior, Euclides Acevedo, no tiene argumentos de cómo explicar el llevar adelante, el cumplir lo que manda el decreto del Poder Ejecutivo, al tiempo de afirmar que aquellos que escribieron esto creen que viven en un principado, dando a entender que está muy lejos de la realidad de aquello que describen en la reglamentación.
Todo estaría de manera bastante entendible si no fuera que el que vive en el Principado, el que firmó el decreto, es el jefe de Euclides Acevedo, Abdo Benítez, lo que demuestra también que el Gobierno no tiene con claridad la idea de qué es lo que tendría que hacerse y se van creando problemas en donde realmente no tiene razones para ingresar y establecer medidas y pautas de conducta.
Si no tenemos la manera de implementar alguna norma, esa norma no sirve, no existe, no tiene trascendencia y lo único que logra es el desprestigio del Estado de Derecho, que es como también se le denomina la democracia.
Pasamos a ser una especie de gobierno kelembú, donde no importa la trascendencia de la norma. Aunque no se sepa cómo se va a aplicar, se la da a conocer, sabiendo perfectamente que no va a producir el efecto que se busca con dicho propósito.
El Gobierno se ha metido en un zapato chino, que significa haber comprado un problema que no tiene capacidad de resolver y lo único que va a hacer es agravar el nivel de desconfianza hacia el manejo de la pandemia que ya está entrando en el noveno mes en el Paraguay y también a nivel global.
Necesitamos gobiernos que sepan qué es lo que habría que hacer, cuándo sacar una norma, que sepan cómo hay que implementarla y qué tipo de restricciones y sanciones se aplicarán y de qué forma. De lo contrario, pasa a ser una de las tantas restricciones o limitaciones que nadie cumple.