Uno de los grandes atractivos de nuestro fútbol constituye sin dudas el club Sportivo Luqueño. Su afición, que es capaz de llenar estadios sin importar la posición en la que esté su equipo, llama la atención de propios y extraños. Además de la misma ciudad, adornada con los colores azules y amarillos por todas partes.
Pero, en completo contraste a lo que es su afición, administrativamente el club registra varios hechos que despiertan una serie de interrogantes sobre qué pasa con el dinero que ingresa a la institución.
Una de esas interrogantes nacieron luego de la transferencia de tres futbolistas uruguayos ligados a Francisco “Paco” Casal, empresario muy conocido de aquel país en el 2017.
Ellos fueron Carlos de Pena Bonino, lateral izquierdo de 27 años, Felipe Avenatti, centro delantero de 26 años y César Falletti, también delantero de 26 años.
Pena Bonino fue transferido del Middlesbrough inglés al Sportivo Luqueño en 2017, y luego de este fue al Nacional de Uruguay en el mismo año. Transferencia que se dio por lo menos en papeles.
Caso similar pasó con los otros dos atletas, Avenatti como Falletti, fueron transferidos desde el Ternana Calcio, equipo de la tercera división de Italia a Luqueño, y desde el club paraguayo fueron nuevamente a Italia, pero al Bologna, equipo que milita en la Serie A (primera división de aquel país).
Si bien no existe certeza del motivo exacto por el cual se dio esta maniobra, uno de los motivos pudo haber sido para evadir la carga fiscal que significa la transferencia de un equipo italiano a otro. Por su puesto, el equipo “puente”, en este caso el Sportivo Luqueño se queda con una pequeña comisión por su participación como una especie de pago por el servicio.
TRIANGULACIONES DEPORTIVAS
Roberto Parrottino, periodista argentino especialista en triangulaciones deportivas, expresó que si bien desconoce cuales serían las ventajas económicas específicas que sacaba Casal al operar con Luqueño, el objetivo sería bajar las cargas tributarias.
“El ahorro que genera transferir a un jugador de un país al mismo país por ejemplo Italia que comprarlo desde Paraguay significa una gran diferencia en cuanto a tasa impositiva”, explicó.
FUNCIONAMIENTO DEL SISTEMA
Luqueño sería un club ideal para prestarse a estos movimientos debido al poco acceso que tienen sus socios para conocer los ingresos y egresos de la institución. Los padrones de personas habilitadas para las asambleas y posterior elecciones están llenas de personas ajenas al club. Por citar un ejemplo, Julio Quintana Rodríguez, exárbitro FIFA había denunciado a medios de prensa hace un año que su familia está registrada como socio del club. Y que en la realidad no era así.
Presumiblemente el objetivo de esto sería adulterar los resultados de las votaciones para perpetuar en el cargo al mismo equipo dirigencial. Y de esta manera sigan utilizando al club para hacer sus negocios.
El ciclo se cerraba al momento en que los socios denuncian la presencia de socios ilegales como de la falta de transparencia de los balances económicos. Ya que Óscar González Daher, extitular del Jurado de Enjuiciamientos de Magistrados (JEM) dando órdenes a subalternos, cajonea todo tipo de denuncias contra su hermano Ramón, verdadero mandamás del club.
“Una vez vi como Óscar González Daher increpaba como si fuera a su hijo a uno de los más renombrados jueces que tiene nuestro país. Ahí ya te das cuenta de cómo tenían a la justicia”, señaló Miguel González Zelada, empresario de futbolistas corroborando esta situación.
Ahora que Óscar ya no está en el JEM habría que analizar qué fuerza sigue teniendo. Pero la Justicia en nuestro país sede ante dos motivos; los económicos y los políticos, por lo que sería muy fácil vaticinar que no cambie en gran medida.