Santiago Iñaki Fernández Bogado
Hace unos días empezó a regir una ley que no es nueva en el mundo pero si lo es entre nosotros. Lo nuevo aquí es lo que ahora podemos saber los ciudadanos de nuestros empleados, cuánto dinero hacen y porqué han tenido el acceso a tanta fortuna en su puesto de trabajo. Cifras que superan a lo que percibe el señor presidente o 5 colegas parlamentarios en un solo parlamentario todo esto porqué? Nos preguntamos todos los que cumplimos con el pago del impuesto al valor agregado y lo que exige el estado pagar para seguir viviendo en un país ordenado y con los servicios acordes al desarrollo que nos merecemos la comunidad de seres humanos cumplidores de lo que demanda por ley el estado paraguayo.
Hace días en El Salvador, un país del tamaño de un departamento de San Pedro, su presidente inauguró un hospital con mil camas de terapia intensiva con una inversión de 75 millones de dólares mientras aquí no cumplimos en terminar proyectos viales como el metrobús, compras de insumos médicos para el covid-19 u otras ideas que han quedado colgadas por nuestra idiosincrasia paraguaya y mal hábito de administrar la cosa pública. Ahora al poder acceder y saber el monto de lo que hacen los funcionarios públicos podemos tener una idea adonde van nuestros tributos en realidad y cuando se come en las compras pública. Es hora que tengamos la voluntad de exigir y demandar un eficaz rendimiento en sus funciones y terminar con la corrupción que no nos lleva a ningún lado.
Los dueños reales del Estado no son los funcionarios, somos usted y yo y por eso ahora con el acceso a la información pública unamos las voces e ideas en torno a planes que nos den paz y calma y hagan que el trabajo de nuestros empleados responda a lo que hace a su gestión y planes.
Sepamos usar estas herramientas para demandar las promesas, lo que mandan las leyes y hacer que los logros ciudadanos mejoren la calidad de nuestra democracia y no terminen de nuevo en un mamotreto legal de imposible cumplimiento. Es la hora de la ciudadanía, de ella depende nuestra democracia.
