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Maduración prematura

Es natural y habitual que a nuestros abuelos, padres o personas mayores en nuestros entornos sociales les llame la atención la velocidad con la que crecen física y “psicológicamente” los niños que nos rodean, hoy día quizá sea más normal ver a un niño o adolescente desarrollado o desarrollándose más rápido que antes. Lo que nos lleva a preguntar ¿acaso Están creciendo demasiado rápido?.

Los niños de hoy ya no pueden ser niños, dicen los adultos que recuerdan una infancia libre de reglas, supervisión y presiones digitales que enfrentan los jóvenes de hoy. En cierto modo, puede ser cierto. Más debemos reconocer que los cambios actuales influyen mucho en lo que y cómo piensan los niños y a su vez cómo incide en su maduración. 

Una característica humana importante para asumir y cumplir bien responsabilidades académicas, laborales o de cualquier campo que demanden talento, actitud y madurez o sazón para tener resultados sostenibles y estables en relación a cualquier actividad asignada.

En el viaje de la vida existen personas y circunstancias que nos sirven para entender el grado de maduración que tenemos en relación a un tema en particular, y lo que a su vez debemos responder o reaccionar de forma distinta o cómo lo hagamos con frecuencia. Eso,  a su vez no significa que debamos cambiar aquella forma alegre de ser por la actitud del “tová puku” (cara larga) y de esta forma pensar que ya somos maduros, que es una forma adolescente de responder cuando nos digan que maduremos o nos autoevaluemos para lograr una acción o reacción más adecuada con el entorno o circunstancia que nos haya tocado vivir.

Grandes mutaciones

Esta realidad actual nos presenta la posibilidad de tener un mañana diferente a lo que existe ahora por el elevado número de divorcios, abandono de carreras universitarias o cualquier forma adolescenete de responder a responsabilidades de personas mayores de edad. Muchos  por la experiencia conocen más y mejor las consecuencias de algo mal hecho por eso debemos entender, atender y cuidar de nuestros adultos mayores en la familia o entornos sociales donde existan personas de edad. A quienes siempre parece gusta llamar la atención o corregir algo que no común en la forma de ser de su generación. 

Una que cómo toda en el tiempo tienen aspectos positivos y negativos, lo perfecto no existió, existe o existirá jamás mientras nos sigamos mortificando por buscar productos perfectos hecho por seres humanos que poseemos lo más natural de la IR (Inteligencia Real) que consiste en el equivocarnos al movernos, comunicarnos o hacer cualquier cosa natural donde, cuando y con quien o lo que sea. Cuya madurez dependería de la persona que haya fabricado aquel dispositivo con IA (Inteligencia Artificial) que se mueve, responde o hace lo que se nos venda hacer con la forma mecánica de cualquier máquina que es cierto podría calcular diseñar, programar, redactar u operar más rápido y mejor que el ser humano inmaduro, desatento o distraído, que por estas u otras razones se encuentra siendo reemplazado en su trabajo por algoritmos diseñados para cumplir su tarea. 

Todos pueden servirnos bien o mal de acuerdo a cómo lo usemos en nuestro día a día, dando resultados óptimos o no en relación a cómo sean operados por el homo sapiens, que hemos logrado cruzar el océano o volar en nuestra tierra. Hasta abandonarla para explorar la galaxia que ahora más que ayer es el deseo de muchas personas y empresas e iniciativas que invierten mucho para saber cómo salir de este planeta y cómo sobrevivir en otro lugar. Deseos calificados cómo inmaduros no solo por generaciones mayores a la mía sino por cualquiera que nos guste observar el cielo e imaginar un viaje “al infinito y más allá”

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