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Luz en la oscuridad

El mundo experimenta cambios grandes o pequeños de acuerdo a las circunstancias que sus habitantes le hagamos vivenciar. La galaxia es un lugar en el que se encuentran varios planetas que comparten algunos aspectos en común cómo el día y la noche o  cómo luzcan y por cuánto tiempo existan.

La luz es lo que buscamos al estar a oscuras. De noche si bien no se ve lo mismo que durante el día por la excesiva contaminación visual de luz artificial que producimos afectando la magia que podemos ver en el cielo de noche con las estrellas y con su silencio de quietud aprovechar para meditar sobre los errores que cometemos.  Los observadores hablan sobre la luz del cielo nocturno que de a poco hemos reducido su intensidad con la “luz” que encendemos en nuestra atmósfera terrestre que al hacerlo: apagamos.

El valor de maravillarnos
De esta forma mientras tanto reducimos nuestro espacio para habitar o lo oscurecemos más. También el cielo va mostrando su lado oscuro para dejarnos cómo recuerdo de lo que fue en fotografías hechas por los mismos sujetos del cambio luminoso. Las imágenes captadas en libros y producciones artísticas son lo que alguna vez fue nuestro cielo de noche cuando daba luz en la oscuridad. Pero esos eran otros tiempos.

Así cómo durante el día al haber luz natural y real debemos ocuparnos por el oxígeno que inhalamos y nuestro ecosistema que a la luz del día también torna turbia su presencia, cerrando el círculo de daño que no solo hacemos al cielo, nuestras plantas o animales sino a nosotros mismos que seremos los únicos que quedaran en una casa a oscuras, el mismo color y espacio al cual no queremos llegar: la muerte.

Ese mismo destino  es un lugar desagradable de existir por cómo quedan las personas que despiden al difunto que quizás  llevará en su mente algún recuerdo de lo que fue nuestro cielo de noche, el momento del día que así cómo empieza y termina en un lapso conocido.

La claridad urbana nos está sacando de vernos iluminados por estrellas y planetas en la oscuridad de la noche lo que nos priva de disfrutar la maravilla de la naturaleza. Debemos volver a reconciliarnos con esos placeres que todavía tienen muchos en el campo o nos recuerdan nuestros tiempos de niños identificando la Cruz del Sur, la siete cabrillas o el lucero o marte. Hay que darle valor a esas cosas.

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