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Asunción

Los Yuyales

Alguna vez a ustedes les habrán dicho: pero cómo te vas a meter en esos yuyales. Allí no hay nada que valga la pena, solo unos cuantos yuyos. Aquí no me quedo ni, aunque me paguen, no solo hay mosquitos, vaya uno a saber si no aparece una víbora. Todas estas, son frases de una escena cotidiana cuando se recorre alguna parte de la geografía nacional, donde el pasto no está cortado al ras y no hay una hierba fuera de lugar. Incluso por allí se llega a mucho más, como para opinar: “¡viste qué descuidado que tiene su jardín! No sé si vuelvo.” Y podría seguir y seguir…

La pregunta es de dónde sale este modelo de parque inglés en un país subtropical, donde lo natural es que haya muchos lugares cubiertos por maleza, tal la denominación de yuyal. El régimen anual de lluvias también contribuye rápidamente al crecimiento de la hierba, y por ende, el mantenimiento es un tanto complicado y los jardineros felizmente y por lo general solo tienen turno para la semana próxima. “Usted por favor, córtelo bien cortito”, repica en los oídos del amanuense de turno, que escucha como si fuera llover, acostumbrado a recibir siempre el mismo tipo de órdenes.

 

En estos tiempos donde los entretenimientos, conciertos, festivales y otro tipo de divertimentos son regionales, más allá de las diferentes ciudades donde se realizan estos eventos, las y los artistas son casi los mismos, como si fuera una gran producción de chorizos, todos hechos en serie, pero con aviones propios. Lamentablemente la lluvia e inundaciones dejaron a un entusiasta público sin poder asistir al Festival Asunciónico, y al Intendente Rodriguez, prometiendo que sus trabajos de desagüe brindarían soluciones eternas.

Toda moneda tiene dos lados y tuvieron que llegar desde muy lejos, artistas, novias y toda la troupe, para descubrir que nuestros yuyales son dignos de ser mostrados.

La catarata de memes que no dejaron red social sin inundar sacaron de su letargo a nuestras autoridades, sacudidas además de la lluvia, por la presencia de los famosos Megan Fox y Machine Gun Kelly, que aprovechando la estadía recorrían la Costanera Norte. Nuevamente las modernas voces de funcionarios y otros “colados” expresaron sus molestias en redes sociales por llevar de visita a la pareja a “un yuyal”. Paralelamente, otros expertos explicaban el valor socio ambiental de la Bahía de Asunción y el Banco San Miguel.

Rápidamente y a contrapelo de lo que puede acontecer con autorizaciones de Estaciones de Servicio, Cartelería en la Bahía, Universidad en Parque Guasu Metropolitano, o como ocurre con Seccionales en plazas públicas y otros tipos de construcciones que dependen de los mismos Ministerios del Ambiente y Municipalidad de Asunción, estas mismas instituciones y de apuro, comenzaron a despacharse en los medios sobre las bondades de la reserva ecológica. De pronto la visita de dos foráneos contribuía a descubrir la biodiversidad y la riqueza ambiental, prodigándose en el número de hectáreas de la reserva, datos sobre la ley que protege los humedales del río Paraguay, aves, reptiles, mamíferos, anfibios, peces, arbustos y árboles de especies únicas de dicho ecosistema.

Desde la Comuna capitalina de pronto el yuyal mal mirado, largamente despreciado y vituperado, tenía sus 15 minutos de fama como tal, explicando que “al ser parte de los humedales del río Paraguay, cumple funciones de regulador de los territorios que producen agua dulce, forma parte de la Red de Corredores Verdes Bioculturales de la ciudad de Asunción y del Área Metropolitana y es puente ecológico con la Región Occidental”.  ¡De libro, mejor imposible…!

En estos tiempos donde el Mades y la Municipalidad de Asunción tendrán entre manos temas ambientales con altos componentes de biodiversidad, conviene recordar a gente que dedicó su vida a estas cuestiones. Como escribió el biólogo y escritor estadounidense Edward O. Wilson en su libro La diversidad de la vida: «Este es el ensamblaje de vida que tardó miles de millones de años en evolucionar. Engulló las tormentas, las incorporó en sus genes y creó el mundo que nos creó a nosotros. Es lo que hace que el mundo se mantenga estable».

Todo visitante extranjero que recorre Asunción, no se va sin comentar el verdor de sus calles y la exuberante vegetación. Siempre que no le toque un día de tormenta con sus correspondientes raudales, no se enterará cómo ha disminuido del metro de verde público por habitante y se han cementado veredas y espacios verdes por estacionamientos múltiples en lo que antes eran jardines, yuyales o hierba silvestre.

El Convenio de las Naciones Unidas sobre la Diversidad Biológica define a la biodiversidad como «la variabilidad de organismos vivos de cualquier fuente«. La biodiversidad está intrínsecamente conectada entre entornos y especies que dependen unos de otros para vivir. Para los seres humanos, “la biodiversidad proporciona muchos servicios de ecosistema que, si bien son poco valorados, son esenciales para nuestro bienestar.” Por ejemplo, las lombrices de tierra ayudan a regular el agua y aportan nutrientes minerales al suelo, con lo que contribuyen a su fertilidad y al crecimiento de las plantas.

Todos estos datos y conceptos deberían ser conocidos por las autoridades o bien prestar oídos a sus asesores. No es necesario ser ambientalista, ecologista o fanático verde. Suficiente con ser un ciudadano consciente del entorno que lo rodea, y que su destrucción conspira contra su propia existencia.

Son lamentables estos esporádicos episodios gubernamentales de conciencia ambiental repentina, que se dan con Di Caprio, Megan Fox o el próximo extranjero por aterrizar.

Lo que necesitamos es que aterricen nuestras autoridades en sus propias declaraciones, sin que medie concierto o frivolidad, para tomar conciencia de la riqueza de la naturaleza de nuestro país. Pocas veces leemos textos como el que cito: “destacaron su belleza paisajística como un sitio inigualable para la recreación ecológica y la resiliencia para la ciudad. Además, mitiga las islas de calor de la ciudad y equilibra la humedad del ambiente, por eso, es fundamental su cuidado y su preservación.”

Y cuando hablo de preservación, disculpe amiga/o lector, no puedo olvidar mi debilidad por el Parque Guasu Metropolitano, puesto en palabras por funcionarios municipales, quienes resaltaron “el rol de los bosques para la captación de aguas subterráneas como los acuíferos. Los bosques, diferenciados de monocultivos de especies, son los protectores y guardianes de los territorios que producen el vital líquido para tener vida”. Puestos a declarar, la incontinencia ambiental volvió a la cancha de El Mades, que dio detalles de las 32 especies de aves migratorias.

En ese “yuyal”, como lo han denominado algunas ex concejalas y concejales, Ministros, Vice ministros, rectores y acólitos de menor rango, reconocido como Parque Urbano desde su creación, se dejó ver esta semana un ejemplar de las más de 250 especies que cubren sus 125 hectáreas. El Urutaú, que ilustra la nota, en imagen tomada por Nahir Santa Cruz, usuaria del Parque Guasu, es justamente el ave fantasma. La leyenda cuenta que, al anochecer, en los bosques paraguayos se escucha el lamento del urutaú, al que durante el día se le ve posado en la copa de un árbol.

En muchos parques urbanos, las autoridades locales están plantando praderas de flores para aumentar la biodiversidad. Un poquito más de dignidad. No esperemos a que el mundo del espectáculo, nos sacuda nuevamente.

Arturo Enzo Bregaglio
Arturo Enzo Bregaglio
Abogado. Periodista y Lic. Ciencias de la Comunicación. Fundador y director de Radio Sur (Córdoba) y Radio Trinidad/ViVa (Asunción). Vicepresidente por América Latina y Caribe de AMARC (Asociación Mundial de Radios). Numerosos cursos de Comunicación Política y Derecho a la Comunicación en América Latina, Canadá y Europa. Consultor de la organización para la Migración Paraguaya. Gestión de las campañas en Estados Unidos, Brasil, España, Francia, Italia, Suiza y Argentina, para el logro del voto de los paraguayos en el exterior.

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