Foto: Facebook Ejército Paraguayo
Como todas las veces que aparece una persona secuestrada que no resuelve en un corto tiempo, las críticas van a la Fuerza de Tarea Conjunta, que no realiza el deber como debieran. En la estructura propia de unas fuerzas en la que se unen militares y policías debido a la larga tradición de conflicto entre ambas, no se ha dado nunca una solución clara y específica sobre el tema.
Si le dejan a la Policía, dicen que ellas son muy corruptas y que terminan transando con los elementos del crimen. Si le dejan a los militares, afirman que no están preparados para ese tipo de conflicto, que no están entrenados para dicho propósito, con lo cual la presencia masiva de ellos con tanques y con otros elementos no pasa de ser disuasivo por un tiempo hasta que se convierten en funcionales al problema.
En este momento podríamos afirmar que la Fuerza de Tarea Conjunta son funcionales a la cuestión que tendría que resolverse, y si no se llegan a cambiar las estructuras y la manera de actuar, la cuestión seguirá siendo un gasto dispendioso e inútil.
A pesar de que el ministro del Interior, Arnaldo Giuzzio, quiera llevar a los legisladores al norte por unas horas, eso tampoco resuelve el problema. No pasa de ser más que una operación de marketing donde se busca justificar con la presencia de ellos en el terreno, los recursos que sigan siendo orientados para propósitos que, reitero, no llegan a ser cumplidos y pasan a ser parte del problema que tiene que resolverse.
No hemos sido capaces hasta ahora de encontrar fórmulas de solución a todo esto y así como vamos y los palos de ciego que pegamos, es muy difícil que encontremos a corto plazo.
