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El Paraguay atravesó la marca de los 10.000 fallecidos por coronavirus y no aparecen los responsables que están detrás de esta circunstancia tan dramática. Tendríamos que haber establecido una comisión que investigue por completo las acciones que fueron tomadas por el Gobierno y también aquellas que no, tal como se hizo en Brasil.
Ahora que hablamos de 10.000 muertos indudablemente nos acordamos del fracaso en la compra de los insumos y de la falta de capacidad para administrar el presupuesto de Salud, que ya lo venía mostrando Julio Mazzoleni antes de la pandemia. Su inutilidad se agravó más en este proceso, al no tener la capacidad de buscar gente que lo pudiera ayudar y cooperar en la tarea para administrar con honestidad.
Posteriormente, cayó del torbellino de la corrupción, recibiendo amigos del presidente que le venían a ofrecer los negocios que estaban directamente relacionados al voluminoso porcentaje de la deuda de US$ 1.600 millones que fue a Salud y que ahora dicen que aguanta solo hasta octubre.
Todas estas circunstancias demuestran que los 10.000 muertos merecen respuesta de la administración de la República. Esto no puede quedar así, alguien tiene que pagar sus consecuencias, lo tiene que hacer el partido de Gobierno, el presidente Mario Abdo y sus ministros de Salud o los ministros encargados de distintas reparticiones durante este tiempo, pero lo que no puede acontecer es que 10.000 cruces, un tercio del estadio de los Defensores del Chaco, no tengan respuestas acerca de qué fue lo que falló durante todo este tiempo.