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Los buenos jefes

Hace poco tiempo asumí una posición de dirección muy importante. Una que no busqué y que llegó en un momento de transición personal, académica y profesional. Un desafío que implica liderar a un equipo humano, el cual deberá alcanzar los objetivos de la compañía trabajando para una de las marcas más importantes de belleza a nivel global. Pero hoy no abordaré eso, hoy escribiré sobre los jefes y el impacto tan trascendente que pueden generar en la vida de sus colaboradores. 

No todas las personas saben ser buenos jefes. Dirigir a un equipo de trabajo implica controlar impulsos, ganarte el respeto de las personas involucradas en tu área, tener un nivel de inteligencia emocional superior al estándar, ser autocrítico y gestionar no solo tus tareas y obligaciones, sino la de un grupo de personas con sus respectivas variables emocionales. Un líder tiene una responsabilidad tan grande y compleja, la cual podría definir el resultado de un proyecto como un éxito rotundo o un fracaso total. 

He tenido la fortuna de tener muy buenos jefes. Esos que retan y exigen porque saben de tu capacidad, que cuestionan todo y te dan la oportunidad de brillar, de proponer, equivocarte, de aprender. Jefes que se toman el tiempo de explicar una y otra vez algo que es totalmente ajeno a tus conocimientos, porque sos muy junior o porque apenas vas llegando. También he tenido muy malos jefes. Desentendidos e ignorantes, verborrágicos y mal hablados, acosadores y sin criterio. De ambos he aprendido. De los primeros a replicar ciertas metodologías de trabajo y de los segundos a no repetir esos patrones de liderazgo.  

Han sido días de mucha reflexión. Nervios de por medio, pero segura de mi misma, acepte el reto que requiere en estos tiempos digitales, dirigir a un equipo por medio de llamadas, chats, emails y whatsapps. El hecho de no conocernos en persona, que hablemos diversos idiomas y estemos situados en distintos códigos postales, hace de éste uno de los desafíos más grandes, divertidos y diferentes que he tenido. Uno donde deseo guiar con el ejemplo, dirigir con firmeza, estimular con pasión y trazar el norte hacia donde llevar este barco con una infinidad de marineros a bordo.

Las olas son gigantes, la marea alta y el cielo aún no anuncia que pronto salga el sol, pero si logro impactar al menos una vida y esa a otras tantas más, este viaje en un mar de oportunidades habrá valido la pena.

Jessica Fernández Bogado
Jessica Fernández Bogado
De un país pequeñito llamado Paraguay, viviendo en un país enorme llamado México. Hablo mucho y escribo más. TW & IG: @Jessiquilla

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