Hace un año nos metieron en cuarentena diciendo que tenían que preparar el sistema sanitario, bastante empobrecido por la corrupción desde hacía bastantes años. Aquella ilusión duró muy poco tiempo cuando comenzaron a aparecer los buitres, los carroñeros, las hienas que merodearon en la situación más difícil del Paraguay las posibilidades de hacer negocios desde tapabocas hasta unidades de terapia intensiva, pasando por la construcción de hospitales y otras cuestiones.
El Paraguay corrupto fue el que emergió desde el poder para mostrarnos de manera lacerante de qué manera los administradores del poder del Paraguay tienen la percepción de sus responsabilidades hacia sus mandantes.
Lo que hemos visto en estos 365 días es una absoluta indolencia de parte de nuestras autoridades hacia nosotros, sus mandantes, y esa es la razón que justifica que miles de personas hayan salido a las calles en los últimos días pidiendo la cabeza del Presidente de la República.
Es el tiempo de pensar seriamente como mandantes que cuando tengamos que votar, elegir alguno de nuestros representantes, elijamos gente con integridad, con moralidad, con decencia y con vergüenza. Esas son las cosas que necesitamos aprender en estos 365 días de pandemia y de cuarentena que nos han golpeado en la quilla de la estructura de este barco que en este momento va a la deriva.