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Lo público y lo privado

El origen de la distinción entre lo público y lo privado parece encontrarse en el contrato social de Rousseau. Esta antigua distinción no tiene por objeto compartir esta nota con estudiantes de derecho o interesados en el tema. Por el contrario, pretendo hacer un aterrizaje muy cotidiano de los elementos constitutivos de una sociedad civil, con pleno ejercicio de su ciudadanía y con la capacidad de ejercer sus derechos válidamente, solo por su condición de ciudadanos y ciudadanas de esta república. Así se construye la sociedad civil como la suma de los ciudadanos-individuos. Luego, público y privado son las esferas en que se divide la sociedad civil.

La pregunta que formulo luego de más de 200 años de independencia y 30 años de la constitución de 1992 es la siguiente: ¿Funcionan ambas esferas plenamente en términos de igualdad de derechos, calidad de sus servicios y contribución al estado de bienestar de los 7 millones de habitantes?

Hay una variedad de ejemplos con los que tropieza diariamente desde el más rico hasta el más humilde y que tienen un denominador común. Todos ellos ocurren en un mismo país, con dos lenguas reconocidas por la Constitución Nacional, un sistema político común que rige las más diversas instituciones del Estado y que acordamos denominarla República.

Lo cierto es que cuando comenzamos a investigar los estados de bienestar o de malestar que esta República nos prodiga cotidianamente, comprobamos que las esferas de lo público y privado no solo funcionan a velocidades diferentes, sino que sus resultados -en demasiados casos- llegan a provocar anticipadamente la finitud de la vida, y muestran las dimensiones de lo justo y lo injusto que demasiadas veces resulta totalmente arbitrario.

– Lo privado
El crecimiento urbano de los últimos 20 años ha puesto de relieve todo lo que nadie puede dejar de ver. Desde el crecimiento de determinados ejes inmobiliarios hacia donde se desplazaron los centros comerciales, edificios de categoría, bancos, estaciones de servicios, farmacias, supermercados premiun, sanatorios, clubes…  y podría seguir con una larga lista. Paralelamente, la madre de ciudades y su centro histórico, luego de varios planes y proyectos frustrados, va a la deriva con sus fachadas coloniales abandonadas; el yuyal, no solo crece en las calles sino en los techos de lo que fueron magníficas residencias, y hasta lo más público que tenemos como el Palacio de Gobierno, da cuenta que su cuidado y empeño por preservar esta joya histórica no ha sido parte de los afanes de los diferentes gobiernos que ocuparon sus salones.

-Lo público
Mientras se daba el incesante crecimiento de la esfera privada, lo público iba y sigue yendo “cuesta abajo en la rodada”, y a nadie parece preocuparle mucho el deterioro constante de estos servicios, que curiosamente pagan todos los asuncenos, dado que no se cobra entrada para romperse una pierna en una vereda maltrecha o dejar la mitad del tren delantero de un vehículo en los promocionados y pocas veces solucionados baches de los intendentes del arco iris partidario.

Un detalle que no puedo obviar es la conjunción de la esfera privada y la pública, bajo un servicio de transporte privado y prebendario en su adjudicación, denominado público y que resulta el más caro y perjudicial de toda la región. El sacrificio humano de la espera con las primeras luces del día ya es una profesión de fe. No hay horario ni frecuencias establecidas. El abordaje del bus es un acto de arrojo y luego, cómodamente apretados los pasajeros comparten desventuras hasta llegar a destino. El período del sufrido desplazamiento diario va acompañado de robo de celulares, mujeres ultrajadas y otra serie de abusos, típicos de épocas de capataces prepotentes y patrones con derecho de pernada. El asalariado llega a su trabajo tarde y mal. La baja productividad generada por las condiciones descriptas, incide en el desarrollo de cualquier persona en su lugar de trabajo. Hay muy pocos estudios que toman a esta variable como un costo adicional en el rendimiento de su empresa, las frecuentes ausencias por enfermedad y los famosos “luneró” que aceptamos como parte de nuestro folklore.

-Lo mal hecho
Esta es otra categoría donde confluyen la esfera privada y pública. Resulta fácil identificar por sus resultados, los éxitos alcanzados y, como cada año en la misma temporada, los medios refritan las notas del año anterior y todo continúa serenamente. ¿No le suena el tema de las escuelas en febrero? Nunca será en otro mes del año. Aquí lo privado y lo público celebran un delicioso contubernio, salvo excepciones que seguramente las hay, pero por el nivel constante de deterioro anual, parecen ser pocas. Todo comienza con una licitación, obviamente pública y por una ejecución de obra privada que la caída del techo de la escuelita o del colegio, les termina dando mala prensa.

A esto se han sumado los puentes, las rutas, hospitales y hasta la novel costanera también padece de este deterioro, compartido por varias instituciones del Estado como MOPC, ANDE, Municipalidad de Asunción y contratistas privados. ¿A fin de cuentas, lo público es para que lo usen los que no disponen de medios para ir a un buen lugar y por ende los materiales no son de primera al igual que el control de calidad y la certificación de entrega de obra? Pero hagamos memoria. ¿Cuándo se cayó el techo de un shopping, sanatorio privado, o sucedió alguna catástrofe en un edificio de alta gama? 

-Tierra de nadie
Por último, existe un sector donde no queda claro a quién pertenece su cuidado y mantenimiento. Estacionamientos privados que aparecen y desparecen con la construcción de un edificio. Veredas que eran espacio de contención de raudales y sin mediar autorización municipal, han pasado a sumarse al espacio cementado colindante a la calle. Paradas de ómnibus que a pesar de sobrevivir algunas de ellas, lo que rige es “la parada arbolito” para el ascenso y descenso, muchas veces determinados por el humor o cansancio del chofer.

Otro tanto ocurre con plazas y espacios verdes públicos. La buena voluntad de una comisión vecinal asegura por un tiempo su mantenimiento para luego caer en el abandono, y los coloridos juegos para niños y niñas, terminan en retorcidos hierros oxidados.

Los parques públicos no disponen de presupuesto y quedan a merced del esponsoreo del sector privado, que naturalmente instala sus gigantografías, y lo que era el espacio al aire libre para disfrute del público usuario, es un espacio de polución visual con leds incluidos entre árboles y plantas.

Si usted amable lector no se encuentra representado en ninguna de estas categorías, respire profundo porque la diosa fortuna no le alcanzó. Hay conciudadanos que todos los días de su vida pasan por estas maravillosas experiencias.

Arturo Enzo Bregaglio
Arturo Enzo Bregaglio
Abogado. Periodista y Lic. Ciencias de la Comunicación. Fundador y director de Radio Sur (Córdoba) y Radio Trinidad/ViVa (Asunción). Vicepresidente por América Latina y Caribe de AMARC (Asociación Mundial de Radios). Numerosos cursos de Comunicación Política y Derecho a la Comunicación en América Latina, Canadá y Europa. Consultor de la organización para la Migración Paraguaya. Gestión de las campañas en Estados Unidos, Brasil, España, Francia, Italia, Suiza y Argentina, para el logro del voto de los paraguayos en el exterior.

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