Al leer esta combinación en el título se nos viene la imagen y ruidos de barra bravas (hinchas fanáticos) causando y destruyendo propiedades públicas y privadas cómo lastimándose entre ellos más no todo empieza o acaba allí ni en este subcontinente sino se extiende hasta Europa donde al finalizar cada duelo entre equipos es habitual el desmadre. El último juego de la Champions en París ocurrió antes y obligó a posponer el inicio del juego por 36 minutos.
Este deporte está constituido de varias plataformas. Iniciando desde arriba se encuentran los presidentes, consejo de socios que sostienen al equipo, grupo de directores del plantel que debe ganar, el equipo y en último lugar pero no por eso menos importante, el hincha. Y entre estos como subgrupo están las barras bravas muchas veces alimentadas por los mismos dirigentes.
Éxitos y fracasos
Uno que festejó mucho en Francia y el mundo fue el Real Madrid y su 14 orejona luego de derrotar al pintado Liverpool. El Real desde su primera conquista en la década de los cincuentas del siglo pasado ha demostrado continuar y mantenerse sólido, logrando imprimir su nombre tanto en la mente de sus seguidores en España cómo en el mundo. Uno que siempre sonríe o se entristece si su equipo no conquista sus objetivos cómo ya lo ha logrado el equipo español en los años: 1956-57, 1957-58, 1958-59, 1959-60, 1965-66, 1997-98, 1999-00, 2001-02, 2013-14, 2015-16, 2016-17, 2017-18 2020-21.
Los ingleses de la tierra de The Beatles no han querido pedir a disculpas por el comportamiento de sus hinchas al ministro de deportes francés y por el contrario, el presidente del Liverpool Football Club, Tom Werner, exigió una disculpa del gobierno francés por culpar a los fanáticos de los Reds por las escenas caóticas en la final de la Liga de Campeones en el Stade de France el sábado (28 de mayo).
Una vez la fiesta terminada solo queda el ejercicio de limpieza y orden de lo que es habitual ver, escuchar lo que “comunican” los aficionados que no solo en continentes con menos nivel educativo es visto sino también en espacios con años, experiencia y orden que debe servir para todos desde los aficionados hasta el último miembro de la sociedad que sostiene al equipo, para sus fiestas deportivas y cómo ejemplo.
Buscando culpables
Esto también enfrenta a los problemas que desata un grupo de inadaptados sociales de cualquier color o apodo que se tatúan por el cuerpo cómo una especie de identidad que fortalezca su autoestima. Una que ahora no es la que existe desde la organización y sede de lo que se esperaba sea una fiesta de alegría y no de fraude, mentiras y destrucción.
La ministra de Deportes, Amélie Oudéa-Castéra, había denunciado un “fraude masivo, industrial y organizado de falsificación de entradas”.
Haciendo claro que en el deporte y grandes espectáculos se siguen presentando problemas que deben regularse para lograr también premiar a las organizaciones y países anfitriones que dan sus espacios con la intención de dar todas las comodidades a la afición abusiva.
